"En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle.
«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí! ».
Aunque uno sea un gran profeta, como fue Juan Bautista, siempre puede haber lugar a las dudas, a la oscuridad de la fe, sobre todo cuando la impaciencia nos va ganando la carrera de la vida. Porque la impaciencia hace que nos preguntemos una y otra vez el por qué de tal o cual cosa, el para qué de esto o de lo otro, o... Por que la impaciencia nos quita la paz, y al quitarnos la paz nos comienza a quitarnos la luz que había en nuestro corazón, la Luz de la fe. Por que la Fe nos lleva a confiar en lo que creemos, y a saber que lo que tiene que pasar pasará en el momento justo y oportuno: "llegada la plenitud de los tiempos Dios envió a Su Hijo Único..."
Por eso Santiago en su carta invitaba a la comunidad a tener paciencia en la espera del Señor, porque el Señor, como siempre digo, tiene toda la eternidad para tomarse su tiempo, y saber cuándo es el momento oportuno. Y qué mejor ejemplo pudo poner Santiago que el del labrado que espera el fruto de la siembra: hay que saber esperar.
Además, cuando le preguntamos al Señor no siempre (o mejor dicho nunca) nos contesta con frases directas. Uno podría pensar no le podía decir a los discípulos de Juan Bautista: Sí, decidle que soy yo el que había de venir. No, el Señor no nos da respuestas directas, sino que nos hace pensar, nos hace razonar lo que estamos escuchamos y estamos viendo, para que sepamos leer entre líneas en los acontecimientos históricos, en las causas segundas, escuchar a sus instrumentos, y, sobre todo, a recordar las Palabras de los Profetas.
Por eso necesitamos la virtud de la Paciencia para poder leer y escuchar con calma, porque sino podemos sólo escuchar lo que queremos o interpretar lo que no queremos.
Sí, es complicado esto de querer ser Fieles a Dios. Pero es que Él quiere que tengamos libertad para elegir y serenidad para actuar, no quiere que actuemos automáticamente ante las cosas cotidianas, sino que sepamos analizarlas, razonarlas y, especialmente, discernir si lo que veo, escucho y decido es Voluntad de Dios, pues si me he decidido por ser Fiel a Dios en el Camino que Jesús me ha mostrado para vivir, entonces tengo, como Él, que alimentarme de la Voluntad de Dios.
Así, el mejor consejo que nos da el apóstol Santiago hoy es el que tenemos que cultivar cada día:
"Esperad con paciencia también vosotros, y fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca".
Y estos días cercanos a la Navidad que no se acelere el corazón por salir de compras y preparar la mesa de los invitados, sino darnos tiempo para estar con María que supo esperar el tiempo y dejar que el Niño creciera en su seno y en su corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.