sábado, 19 de diciembre de 2015

Ya está cerca, limpiemos la Posada

Del Himno de Laudes:
"Que viene Cristo repiten
con su clamor los profetas
previniendo que la gracia
de la redención se acerca.

Se anuncia nuestro mañana,
los corazones se alegran,
anunciadores de gloria
miles de voces resuenan".

La concepción de Juan Bautista anuncia un nuevo tiempo en el Pueblo de Israel: el oprobio de la estéril anuncia la liberación del Pueblo. Dice Zacarías: «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.», porque era una desgracia para una mujer y su esposo no poder concebir un hijo pues era ya una familia marcada para que de ella no naciera el Mesías. Por eso, al ver el embarazo de Isabel y comprobar que la promesa del Ángel se había cumplido sintieron la liberación de esa carga que llevaban.
Así sería también la vida de Juan Bautista: anunciar al Pueblo de Israel que la Promesa de Dios se cumpliría, que el tiempo de la salvación estaba próximo y que había que preparar el corazón para Su Venida.
Y ahora nos toca a nosotros, también, preparar el corazón para celebrar la Llegada del Salvador, por eso el Himno nos invita a celebrar lo que anunciaron los Profetas, y a celebrar porque creemos que lo que anunciaron los Profetas se ha cumplido y que si creemos en lo que nos anunciaron podremos alcanzar la Vida que Él nos trajo, que el gozo de los Cielos y la Tierra se realicen en nuestro corazón, porque es ahí donde el Mesías quiere nacer: en nuestro corazón.
Es nuestro corazón, hoy, la posada a donde María y José van a llamar para que Su Hijo pueda nacer. Cada día Él llama a nuestra puerta para poder estar junto a nosotros, para que nosotros caminemos junto a Él, de Su Mano, con Él. No llenemos en estos días nuestros corazones de muchas cosas, por que así como estaban llenas todas las Posadas aquél día María y José encontrarán nuestros corazones llenos de cosas que les impidan venir a alojarse en nosotros. Y, quizás, esa noche, y cada día, si no hacemos lugar para Ellos, Ellos se alejarán de nosotros y el que quería nacer en nosotros no lo podrá hacer.
Zacarías por dudar del Anuncio del Ángel perdió la voz hasta el nacimiento de Juan Bautista, no dudemos, nosotros, del anuncio de Juan Bautista, sino que con un corazón contrito y humillado busquemos la misericordia de Dios en el Sacramento de la Reconciliación para poder deshacernos de todo aquello que no permite que el Salvador pueda nacer en nuestro corazón.

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