sábado, 11 de julio de 2015

Una elección sensata y prudente

"Hijo mío, si aceptas mis palabras y conservas mis consejos, prestando oído a la sensatez y prestando atención a la prudencia; si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia; si la procuras como el dinero y la buscas como un tesoro, entonces comprenderás el temor del Señor y alcanzarás el conocimiento de Dios".
Hermosas palabras nos dirige el Señor desde el Libro de los Proverbios, hermosas palabras que nos llevan a meditar y a pensar en nuestro vivir en Dios. Aunque el Temor de Dios es uno de los Dones del Espíritu Santo, pero como todo Don que se nos entrega, debemos conservarlo y madurarlo, pues aquí tenemos la fórmula para ello.
Fijaos que dice: "si aceptas mis palabras", no es una orden, es una elección personal el vivir en Dios. No nos obliga el creador a creer en Él, ni a vivir en Él, como todo lo que Él nos dice y nos pide nos lo presenta como algo para elegir, tiene que ser una elección personal y libre, pues de nada nos sirve que aceptemos Su Palabra por obligación, porque eso sería una falsedad en nuestra vida. Porque no llegaríamos a entender ni a poder profundizar lo que Él nos presenta como estilo de vida, sino que nos quedaríamos con una simple apariencia de cumplir algo en lo que no creemos.
¿Por qué sigue diciendo prestando oído a la sensatez y prestando atención a la prudencia? Por que se supone que si acepto Su Palabra es porque sé lo que dice, es por que la he leído sensatamente y prudentemente, como para que después no diga "¡Ah no! esto no es lo que me había dicho". No, Señor, yo ya te lo dije de antemano, nos dirá el Señor, tenía que saber lo que aceptabas.
Y no, no es como los contratos de este mundo que tienen letra pequeña que se nos hace imposible leer. La Palabra de Dios tiene una letra clara y explícita y no deja de decirnos lo exigente que será el Señor si aceptamos Su Palabra. Por eso, también nos dice: "si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia", pues no quiere el Señor que nuestra elección sea una elección "alocada", simplemente por que me pareció algo lindo, o porque de repente se me antojó seguir a Dios. No. Que nuestra elección de seguirle sea algo conscientemente elegido, discernido y asumido, porque en los apuros de la vida, más de una vez, decimos que Sí a algo que queríamos decir que No, o decimos que No a algo que queríamos decir que Sí, y es Él mismo quien nos dice: "que tú Sí sea Sí y que tu No sea No".
Para que sabiendo lo que elegimos sepamos que es lo que vamos a recibir:
"Jesús les dijo:
-«Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel.
El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. »

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