"En aquel tiempo, algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús:
-«Maestro, queremos ver un signo tuyo.»
Era algo lógico que le pidieran a Jesus un signo, un milagro, para confirmar si era o no era el Mesías. Constantemente él hacía milagros dando vista a los ciegos, resucitando muertos, sanando leprosos, haciendo caminar a los paralíticos y tantos otros.
Pero la intención de los escribas y fariseos es diferente a la de los enfermos que recurrían al Señor, porque los enfermos tenían necesidad de recuperar sus vidas porque por sus enfermedades eran discriminados en la sociedad y la fe era el ingrediente perfecto para obrar el milagro; en cambio los escribas y los fariseos, no querían mostrar su fe en Jesus, sino todo lo contrario hacer ver a la gente que era un impostor, porque ya signos y milagros había realizado mas que suficientes para que creyeran en Él.
No siempre lo que pedimos lo pedimos con buenas intenciones, o con la intención de fortalecer nuestra fe, de acrecentar nuestro amor y esperanza.
Por eso Jesus se enfada con ellos, y con la generación a la que pertenecen, una generación incrédula que no quiere ver no creer, sino solo en sus propias ideas, lo que les hace cerrar el corazón a la revelación de Dios.
Por eso su respuesta es tan contundente:
-«Esta generación perversa y adúltera exige un signo; pero no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo; pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Cuando juzguen a esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que la condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.»
Algo que también hoy nos repite a nosotros, porque no buscamos al Señor para poder creer en Su Palabra, lo buscamos para que haga milagros y le seguimos pidiendo gestos y signos para poder creer en Él, o mejor dicho para seguir sin creer verdaderamente en Él. Pues "si tuvierais fe como un granito de mostaza dirías a esa montaña que salte al mar y ella lo haría". Nos perdemos muchas ocasiones en nuestra vida de ver y de obrar milagros, simplemente porque confiamos mas en nuestros criterios, en los criterios del mundo que en la Palabra de Dios. Muchas veces le exigimos signos al Señor para hacer tal o cual cosa, sabiendo que lo que buscamos es que confirme nuestra voluntad y no la suya, pues no queremos ser obedientes a Su Voluntad, no queremos aceptar lo que nos pide o permite vivir.
Si creemos y confiamos, aunque tengamos miedo y dudas recordemos lo que Dios le dijo al pueblo de Israel por medio de Moisés:
"Moisés respondió al pueblo:
-«No tengáis miedo; estad firmes, y veréis la victoria que el Señor os va a conceder hoy: esos egipcios que estáis viendo hoy, no los volveréis a ver jamás. El Señor peleará por vosotros; vosotros esperad en silencio.»
El señor siempre está y estará con nosotros si nosotros confiamos y nos dejamos guiar por Su Mano.
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