Nos parece increíble, cuando leemos el texto del sacrificio de Abrahám, ver la disponibilidad de Abrahám a Dios, el sólo pensar que obediente a la Voluntad de Dios llevó a su hijo al sacrificio. Algo que, hoy por hoy, casi nadie está dispuesto a realizar.
Pero si miramos un poco más profundo en nuestras vidas vamos a descubrir cómo hemos sacrificado muchas cosas en favor de otras que, quizás, no han sido tan valiosas.
Es que en los días que vivimos sacrificamos más de lo que creemos, pero como lo hacemos, muchas veces, sin pensar, sin reflexionar, sin ver el sentido de lo que hacemos, lo que sacrificamos no tiene sentido en nuestras vidas.
Y, creo, que lo primero que sacrificamos es nuestra familia. Sí, porque en pos de un futuro mejor o de un presente más tranquilo, invertimos mucho tiempo en trabajos, en actividades y dejamos de lado el tiempo que podemos estar junto a los que queremos.
También sacrificamos nuestros deseos o gustos en función de otras actividades que pueden ser mejores, pero que me quitan tiempo para llenar mi vida de sentido. Hoy, muchos viven pendientes de su cuerpo y pasan muchas horas en el gym o de largas caminatas o ... y son horas que no les dedicamos a quienes más queremos.
Y así, día tras día, vamos sacrificando a nuestros seres queridos por cosas que creemos que son buenas (y en sí mismas son buenas) pero, cuando quiero acordar, mis hijos son grandes y no los he disfrutado, se han criado junto a otras personas y no junto a sus padres, han recibido enseñanzas de parte de otros y no de sus padres. Pero lo más importante que la familia que soñaba para mi vida, casi no fue parte de mi vida porque le dediqué más horas de mi vida a otras cosas en lugar de estar en familia.
Dios no nos pide que, como Abrahám, sacrifiquemos a nuestros hijos en el altar de la montaña, pero nos dejamos arrastrar por el Príncipe de este mundo que nos lleva a no darle tiempo a nuestras familias sacrificándolas a vivir en la ausencia de sus padres, a vivir en la falta del cariño, del amor, del estar juntos y ser familia.
Hoy Dios nos pide que volvamos a mirar nuestra vida, a descubrir en qué usamos nuestro tiempo y si, en verdad, hacemos sacrificios que son verdaderos, o hacemos sacrificios sin sentido, dejando de lado lo mejor que tenemos o sacrificando aquello que habíamos soñado.
Por que nuestra felicidad y plenitud no están en todo lo que puedo hacer por los que quiero, sino en todo lo que puedo vivir junto a los que más quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.