miércoles, 23 de noviembre de 2016

Ocasiones para dar testimonio de nuestra fe

"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio".
Es cierto que las persecuciones a la Iglesia, a los cristianos, comenzaron muy pronto y aún continúan. Ya estaban "previstas" en el anuncio evangélico, y por eso Jesús fue preparando el corazón de los discípulos y los apóstoles desde un principio. También es cierto que el que estén anunciadas y profetizadas no les da el derecho a los contrarios a Jesús, a perseguir a sus seguidores, pero bueno... así es el hombre cuando algo no le gusta o le molesta: trata de sacarlo de su camino.
Pero fijaos cómo finaliza ese anuncio Jesús: "Esto os servirá de ocasión para dar testimonio". Se podría decir que lo único que le preocupa a Jesús es ¿el buen testimonio que den los cristianos? ¿No le importa que pierdan la vida en las persecuciones?
En realidad, sabe que si perdemos la vida terrenal obtendremos la vida eterna, y por eso no le preocupa nuestra muerte. Claro que tampoco desea que haya persecuciones y muertes, pues lo que Dios quiere es que vivamos en armonía y paz, que nos entendamos y amemos como hermanos. Pero... en todo caso, todo será para nuestro bien y para el de los demás.
Y ¿por qué "será ocasión para dar testimonio? Porque ahí es cuando se manifestará la sinceridad de nuestra fe, y ese testimonio ayudará a otros a encontrar el Camino que uno ha deseado recorrer o que ha recorrido. Nuestro testimonio es algo claro o, mejor dicho, debería ser algo que clarifique a los todos los hombres cuál es el Camino de la Vida.
Nuestro testimonio tendría que ser, como dice el mismo Jesús, "luz para iluminar las tinieblas", luz para desenmascarar el pecado, luz para guiar a otros hacia la Luz. Nuestro testimonio tendría que ser lo que, también, cuestione nuestro propio vivir, pues todos los días estamos dando testimonio de nuestro ser cristianos desde el mismo momento en que abrimos los ojos al nuevo día, hasta el momento en que los cerramos para el descanso nocturno.
Es decir, todo el día y todos los días los ojos de los hombres están mirando nuestras vidas, y de eso estamos bien seguros pues siempre hay alguien que tiene algo que decir en nuestra contra y porque quieren que no digamos tales cosas. Por eso nuestro testimonio tiene que ser creíble, auténtico y fiable a pesar de nuestro pecado e imperfecciones. Nuestro caminar es hacia y en la santidad, para que el mundo crea en nuestro Señor Jesucristo: "vosotros sois la sal, la luz, el fermento", no por nuestra propia perfección sino porque Él nos eligió desde antes de la creación del mundo y nos llamó para que, con la fuerza de su Gracia y su Espíritu, llevemos a todos los hombres la Buena Noticia de la Salvación.

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