jueves, 24 de noviembre de 2016

Alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación

"Cayó, cayó la gran Babilonia", dice el Apocalipsis. Pero, ¿quién es la gran Babilonia? o ¿Qué es la gran Babilonia? Creo que cada uno tiene que pensarlo y mirarlo. Puede ser una país, un continente o nosotros mismos. La gran Babilonia es la hermosa ciudad que fue levantada y construida para ser la más hermosa de todas, con toda la riqueza y con toda su sabiduría, pero construida sobre cimientos humanos que se comenzaron a prostituir en todas sus dimensiones posibles dejando entrar en sus muros a toda clase de males. Quizás su propia belleza la llevó a la corrupción y por eso terminó derrumbándose.
Y eso nos puede pasar a todos los que nos creemos superiores, a los que creemos que ya tenemos todo, o a los que creemos que podemos aceptar cualquier cosa en nuestra vida sin importarnos cuánto bien o cuánto mal nos hace. Pero ¿tenemos en cuenta cuáles son los cimientos de nuestra vida? ¿Tenemos en cuenta cuál es el sentido que le queremos dar a nuestra vida? ¿Cuáles son los mejores caminos que me llevan a la plenitud y cuáles son los que me perjudican? ¿Todos los caminos que se cruzan en mi vida son válidos para recorrerlos?
¡Cuántas preguntas! Y cada día surgen más si nos damos tiempo para pensar y reflexionar. Para muchos no es posible este camino de reflexión, no es posible este pensarse y mirarse a la luz del espíritu, porque, a veces, al no haberse cultivado lo espiritual hay un vacío tan grande que lo vamos llenando con todo lo que encontramos pues no sabemos para qué es o para qué sirve el espíritu, pues nos movemos sólo por un instinto humano.
Quizás todo nos pueda llevar a la depresión, a reconocer que no hay nada y que poco hemos realizado en la vida. Quizás nos asuste haber llegado a este momento en que tengo que mirarme y al mirarme descubrir que tengo que volver a empezar, o que ya no me quedan fuerzas para comenzar, o simplemente me da miedo descubrir qué es lo que tengo que hacer.
Y llega Jesús y me dice:
"Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación».
Sí, la liberación llega cuando descubro que aún hay tiempo para hacer nuevas todas las cosas. Aún hay tiempo porque el Señor del Tiempo y de la Historia ha tocado a mi puerta y viene a mi encuentro para que mi vida, unida a la de Él, comience un Camino de Vida que deje huella en la historia.
Sí, aún hay tiempo para evitar la destrucción de la vida, de mi vida. Sí, aún hay tiempo para levantar la mirada al Cielo y ver cómo llega la Gracia para retomar las riendas de la vida y dárselas al que sí puede conducirla por senderos rectos que llevan a la plenitud, a la felicidad, a la bienaventuranza.
Siempre hay tiempo cuando descubrimos que no somos dueños del tiempo, ni de la vida, sino sólo instrumentos de un Dios Amor que confía en nosotros y nos todo lo necesario para que el tiempo y la vida tengan un brillo de eternidad, pues en nuestro corazón ha derramado su Espíritu y nos hizo hijos de la Luz, de la Vida y del Amor.

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