Hay párrafos o frases de la Palabra que quedan grabadas muy profundo, por el sentido, por lo que dicen o por quién las ha dicho o de quién las has recibido. Una de esas frases que siempre tengo presente es esta del Apocalipsis:
"Tienes perseverancia y has sufrido por mi nombre y no has desfallecido. Pero tengo contra ti que has abandonado tu amor primero. Acuérdate, pues, de dónde has caído, conviértete y haz las obras primeras».
¿Qué es el Amor Primero? Es aquello por lo cual un día decidimos dar un paso importante en nuestras vidas, aquello que un día nos llevó a hacer grandes locuras que no teníamos programadas, aquello que un día encendió de tal manera nuestros corazones que dijimos que Sí aunque hubiésemos querido decir no.
El Amor Primero es el fuego de la pasión que nos lleva a escalar altas cumbres, a bajar a los valles más oscuros, a correr detrás de los más altos ideales, y a ¡tantas y tantas otras aventuras más!
En el caso al que se refiere el Señor es el Amor Primero que nos llevó a decir que ¡SÍ! al llamado del Señor a seguirlo, pero no sólo a seguirlo en la vida consagrada o sacerdotal, sino también en la vida laical, es decir, a seguir el Camino de la Santidad en cualquier estilo de vida que tengamos. ¿Por qué? Porque un día descubrimos su Infinito Amor por nosotros y no pudimos decir que no por que "me sedujiste y me dejé seducir" y no tuve más remedio que dejarme caer en las Manos de Aquél que me dio la Vida.
Pero... y siempre hay un pero en nuestra vida terrena y humana. Pero... con el correr de los días y de los años, ese fuego del Amor Primero se fue enfriando y me fui acostumbrando a la rutina de hacer lo mínimo indispensable para ser cristiano, a ser bueno y no a luchar por la santidad; a no hacer mal y no a luchar contra el pecado; a rezar pero no a contemplar; y a tantas cosas que "cubrían" los requisitos para no perder la fe.
Y el Señor nos quiere encendidos con el fuego del Amor, con el fuego del Espíritu por que confía en nuestra disponibilidad de entrega, confía en que como los primeros días de nuestro enamoramiento podamos seguir luchando, podamos seguir viviendo en Fidelidad a la Vida y encendidos por el Fuego del Amor Primero ser capaces de dar la vida por Cristo. Una vida que se da a cada instante, cuando combatimos contra nuestro propio yo, cuando luchamos contra nuestra carne, cuando decidimos no vivir como nos muestra el mundo, cuando al levantarnos decidimos una vez más decir, como María, ¡Aquí estoy Señor para hacer tu Voluntad!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.