domingo, 6 de noviembre de 2016

El martirio del ¡no! al mundo

Hoy 6 de noviembre es la memoria de los santos mártires de españa del siglo XX, un día que para la Iglesia de Riópar y Munera es muy especial, porque dentro de este grupo de mártires está la persona del Beato Bartolomé Rodríguez Soria, nacido en Riópar y martirizado en Munera.
Por eso la primera lectura del Libro Segundo de los Macabeos me lleva a pensar en la firmeza de nuestra fe, si realmente hemos sido educados y hemos madurado lo suficiente en nuestra fe como para poder, un día, si Dios así lo quiere y permite, defender nuestra fe con nuestra vida.
Los hermanos macabeos fueron educados y formados por una madre que tenía muy en claro el valor de la fe, que tenía muy en claro que los hombres podían quitar la vida terrena, pero lo más importante era la vida eterna; por eso le pidió a sus hijos y los llevó a la maduración de un fe firme y fuerte en el Dios que los creó y les dio la Vida, por eso sus hijos pudieron ser Fieles a la Vida recibida de Dios aún perdiendo su propia vida terrena.
¿Hoy seríamos capaces de defender nuestra fe de esa manera? ¿Hoy seríamos tan fuertes en la fe como para dar un testimonio de sangre y perder la vida antes que renunciar a nuestro Dios y Señor?
Creo que es muy difícil que podamos ser tan fuertes pues no estamos acostumbrados a la renuncia a nosotros mismos, estamos acostumbrados a renunciar a nuestra fe para hacer lo o vivir lo que el mundo me presenta como normal, como lo de todos los días, y no nos ponemos ni siquiera a dudar si lo que vivo está dentro de la moral cristiana o no.
Pero, muchas veces vemos, que ni siquiera nos ponemos a pensar si lo que hacemos está dentro del derecho natural del hombre, pues permitimos que se den atrocidades y educamos sin límites para que cada uno aprenda a vivir libremente, sin nada a lo que tener que decirle no.
Y cuando escribo esto pienso en esa niña de 12 años que hace unos días murió de un coma etílico: por lo visto no sabía decir que no al botellón, no sabía que decir que no a un vaso más de alcohol. Pero a esto viene el otro ejemplo de los padres que no quieren que los profesores les den deberes a los hijos porque les quitan tiempo de estar juntos. ¿No será que también los padres tienen que aprender a decir que no a ciertas cosas para tener más tiempo todos los días con los hijos?
Creo, sencillamente, que vamos viviendo muy mal, que todos seguimos creciendo y creyendo que todo está bien, que vivir sin leyes y sin obligaciones nos va a hacer más felices, y si miramos a nuestro alrededor cada día somos más infelices.
¿No será el tiempo de comenzar a convertir nuestro corazón?

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