sábado, 17 de septiembre de 2016

Sembradores de la Palabra del Señor

¿Por qué Dios quiere sembrar su Palabra en nuestros corazones? ¿Cómo está nuestro corazón para la siembra de la Palabra de Dios? Pues tanto San Pablo como el Señor nos hablan del sentido de la semilla sembrada en el hombre, una semilla que quiere crecer y dar fruto; pues somos tierra, somos barro, pero en el centro de este barro hay sembrada una hermosa semilla: la filiación divina, para que nos vaya transformando desde adentro del corazón y convirtiendo en lo que realmente somos: hijos de Dios.
"Efectivamente, así está escrito: el primer hombre, Adán, se convirtió en viviente. El último Adán, un espíritu vivificante. Pero no fue primero lo espiritual, sino primero lo material. y después lo espiritual. El primer hombre, que proviene de la tierra, es terrenal; el segundo hombre es del cielo. Como el hombre terrenal, así son los de la tierra; como el celestial, así son los del cielo. Y lo mismo que hemos llevado la imagen del hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial".
En medio de este mundo terrenal somos la luz que viene a traer claridad, somos los hijos de Dios que pueden hablar del Cielo y construirlo en la tierra, somos el barro que se ha convertido en tesoro para dar vida por la Palabra. Hemos sido elegidos "desde antes de la creación del mundo para ser santos e irreprochables ante Él por el Amor", y es ese Amor Divino el que está en nuestros corazón por el Espíritu que nos fue dado, y es ese Espíritu el que se nutre, día a día, con la Palabra de Dios, y se alimenta y fortalece con el Pan de la Vida que se nos da en el Altar de la Eucaristía.
Somos los Hombres Nuevos llamados a ser sembradores de la Palabra de Dios en los corazones de los hombres, somos la semilla de la Esperanza, de la Fe y del Amor para que "venga a nosotros el Reino" de los Cielos, pero será con nuestra entrega, con nuestra fidelidad constante, con nuestra oración y nuestra perseverancia para superar todos los obstáculos que el mundo nos ponga en el camino, será con el amor con que asumamos la cruz de cada día, será con la alegría que expresemos al vivir el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
Sí, la semilla ya ha sido sembrada en nuestra tierra, el sembrador día a día viene a regarla con su Gracia, hagamos que crezca en nuestro interior y florezca en nuestro corazón y en nuestros labios, con palabras y obras que siempre hablen del Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.