Dice el libro de los Proverbios:
"El hombre juzga recto su camino, pero el Señor pesa los corazones".
Al leer esta frase me acorde de una pintura (que tengo en casa) que está en un papiro egipcio, es lo que ellos llamaban el juicio para entrar o no en el cielo, el juicio a los muertos. En este juicio al muerto se le quitaba el corazón y lo ponía en una báscula, en la cual en uno de los platillos había una pluma y en el otro se colocaba el corazón; si el corazón pesaba menos que la pluma lo venían a recoger unos ángeles, si pesaba más que la pluma no entraba en el cielo. Había un Juez que miraba ese hecho y dictaba la sentencia. La respuesta era que si el corazón pesaba menos que la pluma era porque esa persona había sido buena y había entregado su vida en servicio, del otro modo había sido egoísta y por eso su corazón estaba tan pesado.
Si lo miramos en cristiano, podemos entender la frase de Santa Teresita de Lisieux: "en el atardecer de mi vida me presentaré ante Tí con las manos vacías".
No se trata de si lo que hago para mí está bien o no, ese es un primer paso, buscar siempre el bien, sino que, para nosotros los cristianos, la pregunta es: ¿es voluntad de Dios lo que quiero hacer? Por que muchas veces las cosas me pueden parecer muy buenas, pero sólo vistas desde mi y no desde los demás, y menos desde Dios. Por eso Jesús no ve necesario dignificar a su madre y a sus parientes por el simple hecho que hay un lazo de sangre con ellos, sino que, además del lazo de sangre hay un deseo de vivir lo que Él estaba predicando:
"Él respondió diciéndoles:
«Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Es que si solamente pensamos las cosas desde nosotros mismos, aunque tengamos los mejores pensamientos, siempre van a ser pensamiento casi egoístas, pero si intentamos buscar la Voluntad de Dios, esos deseos serán los que me ayuden a la santidad pues hay una renuncia a mí mismo. Y ése es nuestro martirio constante: renunciar a nosotros mismos para hacer la Voluntad de Dios.
Y ¿cómo sé cuando algo es Voluntad de Dios?
Sintéticamente: Primero y lo más importante que no esté en contra de los consejos evangélicos ni de los mandamientos, por eso la reflexión de la Palabra de Dios siempre será nuestro parámetro mejor. Segundo mantener siempre una vida de oración y reflexión, una vida sacramental que me ayude a estar en relación con Dios para que el Espíritu siempre pueda iluminarme y yo lo deje guiarme. Tercero poder tener un consejero (o un hermano que no me diga lo que quiero escuchar, sino lo que debo escuchar) que en situaciones más difíciles me ayude a discernir, claro que él no me va a decir lo que tengo que hacer, pero sí me va a aconsejar para poder ver mejor, y así poder tomar la decisión más correcta. Por último, aunque la decisión sea muy difícil para mí el Señor me regalará la paz del alma, de saber que lo que he realizado o lo que estoy por hacer es lo que me llena el alma de paz. Y así su Gracia siempre me fortalecerá en el Camino de la Santidad, que es en definitiva el camino que tenemos que recorrer.
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