La Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, no es una fiesta de la exaltación de la tortura que sufrió Nuestro Señor Jesucristo, sino que es la Fiesta del Gran Amor de Dios que se mostró en la obediencia del Hijo hasta la muerta en Cruz. Porque por Amor a nosotros el Padre envió a su Hijo Único nacido de mujer, para que nos diera una Vida Nueva, y ea Vida Nueva nos la compró al precio de su sangre.
Pero tampoco fue la Cruz el fin último de la vida de Jesús, sino que fue el instrumento por el cual nos recuperó la Gracia de la Filiación Divina, pues debía, en la Cruz, asumiendo nuestra condición humana destruir el pecado y con su resurrección darnos la Vida Nueva. Por eso la Cruz no es el sentido de nuestra vida, sino que la Cruz le da sentido a lo que nos toca vivir en la Vida, pues asumiendo la Cruz de cada día seguimos el proyecto de Dios: la redención del hombre, pues unimos a la Santa Cruz de Cristo nuestras pequeñas cruces de cada día.
"Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él".
No le tengamos miedo a la Cruz como hacen los que no tienen fe, sino que aceptemos y pidamos el Espíritu de fortaleza para abrazar con amor lo que Dios nos pide vivir, pues en la Camino de la Cruz Él nos dará todo lo necesario para llegar hasta el final, así como lo hizo con Jesús en el mismo Camino de la Cruz.
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