Nos dice Jesús:
-«Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre."
¿Qué es morir para siempre? Se podría pensar en que después de la muerte nos espera el infierno, quizás. Se podría pensar que día a día vamos muriendo un poco, también. Pero prefiero pensar en lo contrario: en que la Palabra de Dios, cuando la guardamos en nuestra vida, lo que no quiere decir que la colocamos en una cajita y la dejamos ahí sin para que se llene de polvo, sino que la llevamos en el corazón y la hacemos vida, nos va dando cada día más Vida.
Cuando nos olvidamos de la Palabra de Dios, nos vamos olvidando de lo que da sentido a nuestra vida, de lo que alienta nuestro modo de vivir cristiano. Si no escuchamos a Dios no podremos saber qué quiere, y si no sabemos qué quiere vamos a seguir haciendo nuestra voluntad. Y si hacemos nuestra voluntad sabemos que no siempre es lo mejor, lo bueno, lo justo. Por eso, más de una vez, nos quedamos sin ánimos, sin vida, sin aliento, sin amor, sin esperanza, sin alegría, porque la Palabra de Dios, el disponernos a hacer Su Voluntad, lleva consigo la Gracia del Padre para que podamos ser Fieles a Su Palabra.
Quizás nos preguntemos cómo sabemos cuál es Su Voluntad. Lo más certero y lo primero que tengo que hacer es conocer Su Palabra, y habituarme a meditar y reflexionarla, conocer Su Voz para poder identificarlo en el día a día. Como en un matrimonio de muchos años, sé lo que al otro le agrada, lo que le disgusta, lo que necesita sin que tenga que pedírmelo, y, si el amor aún existe, siempre intento complacer al amor, porque el amor regala amor. Si conozco a Dios y escucho su Palabra sabré si mis actos, lo que pienso o lo que quiero, puede llegar a ser de Dios o no.
Por otro lado, lo que también necesito es estar dispuesto a hacer la Voluntad de Dios. Porque no todos los cristianos estamos dispuestos a hacer la Voluntad de Dios, porque nos hemos habituados a cumplir ciertos "requisitos" pero no a hacer Su Voluntad, porque se que tendré que dejar ciertas cosas, ciertas manera de vivir, cierta manera de actuar. Por eso nos transformamos en cristianos por horas, porque sólo en algunas horas del día vivimos como cristianos. Por eso, si estoy dispuesto a hacer la Voluntad de Dios, el Padre me ayudará a saber cuál es Su Voluntad. Su Palabra me dará la Luz para discernir, y si estoy dispuesto podré tener la Fortaleza del Espíritu para poder llevarla a cabo.
Cuando escuche y decida conseguiré Paz, fortaleza, Gracia, y mi tendré Vida porque la Palabra es Vida, porque él me la Vida para que viva como Él, para que sea Fiel como Él, para que cada día me encuentre más fortalecido, más agraciado por la Vida que Él me dio y que yo, libremente, quiero vivir junto a Él.
Por eso, guardar Su Palabra es vivir con Jesús, es vivir como Jesús, y aunque llegue el momento de la Cruz, como Él diré: Padre, glorifica tu Nombre, y el Padre me dará la Vida Nueva, pues resucitaré cada día en Cristo para vivir en Dios.
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