Una vez más comenzamos a recorrer el Camino con Jesús, cada día nos llevará a vivir y a ser protagonistas de su Amor y de su Obediencia, o de su Obediencia por Amor. Como quieran decirlo.
Hoy lo vemos entrando en Jerusalén vitoreado por todo el pueblo, batiendo palmas, gritando Hosannas, reconociéndolo como Señor, Mesías y Rey. Pero ¿qué significa ese reconocimiento para nuestra vida? ¿Quiénes lo vitoreaban? ¿Se habían dado cuenta que Él era Dios? ¿Se habían dado cuenta que su Reino no era de este mundo?
Muchos de los que lo vitoreaban quizás no. Muchos lo hacían porque habían visto sus milagros, sus curaciones, el resucitar muertos, la multiplicación de los panes; y querían un Rey que tuviera todos esos dones, quizás así no tendrían más que preocuparse porque el Rey los salvaría de todos los problemas... Quizás.
Muchos otros lo seguían porque estaban impresionados de su palabra: "habla como quien tiene autoridad y no como los fariseos". Sus palabras llenaban los corazones de los que lo escuchaban, les daba esperanza, confianza, les hacía ver el verdadero rostro del Padre y los llevaba a una Nueva Vida en Dios.
Hoy nosotros lo conocemos más. Sabemos que su Reino no es de este mundo, que su Reino es un Reino Celestial pero que lo pedimos cada día para que venga a nosotros: un reino de personas que se aman, porque viven el Amor. Un Reino donde por Amor escuchamos a nuestro Rey y lo dejamos que reine en nuestras vidas, porque conocemos Su Vida, porque sabemos que por Amor a nosotros se entregó en una Cruz y nos dio su Vida para que nosotros tengamos vida en abundancia.
Pero también sabemos que para llegar a ese Reino, que pedimos diariamente, hay un sólo Camino: que se haga Tu Voluntad en la Tierra como en el Cielo. ¡Hacer Tú Voluntad! Mira que bien, es el paso que nos da más temor, pero no el temor de perder la vida, sino el temor de perder libertad, el temor de no saber para dónde me llevará este Dios, el temor de tener que sacrificarme por Amor.
Jesús, aquél que entró gloriosamente en Jersusalén lo vemos, también hoy, traicionado por esa misma gente, aquellos que lo vitoreaban se dejaron llevar por el cuchicheo de los que no lo querían, y así como gritaron ¡Hossana al Hijo de David! después gritaron ¡Crucifícale!
Cambiamos tanto de opinión. La Voz de Dios, la voz del mundo. La Voluntad de Dios, la voluntad del Príncipe de este mundo.
Hoy comienza un Camino, el Camino de la Obediencia por Amor, el Camino de la Vida, el Camino del Amor que Obedece y nos da la Vida. Caminemos junto a Él, acompañemos y contemplemos el misterio del Amor. Descubramos que junto a Él todo es posible, por que Él recorrió primero Ese Camino, y ahora, en nuestro día a día, quiere recorrerlo junto a nosotros.
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