En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:
- «Éste es de verdad el profeta.»
Otros decían: - «Éste es el Mesías.»
Pero otros decían: - «¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?»
Hay quienes están abiertos a Dios y quienes no, hay quienes comprenden y quienes no, pero también hay quienes quieren comprender y quienes no quieren entender. Es lo que ha pasado y siempre pasará. Cuando hay alguien que trae la luz y nos ilumina, muchas veces no queremos ser iluminados, porque no queremos que lo que está oculto salga a la luz, que lo que he tenido guardado por mucho tiempo se conozca, que no me muestren mis errores, pues si los veo tendré que corregirlos.
La Luz siempre ha mostrado más cosas de las que uno quiere ver, y por eso es mejor andar en tinieblas que, aunque tropiece con algo o me golpee el dedo pequeño del pie soportare el dolor, pero es mucho más doloroso que descubran tus errores, tus defectos, tus pecados. Y más doloroso es que me de cuenta que tengo que cambiar y no quiero, porque estoy cómo como estoy. Por eso ¡apaguemos la luz! sigamos en las tinieblas.
Así le pasó a Jesús, y como Él mismo dijo: "si hacéis esto con el leño verde ¡qué no haréis con el leño seco!".
Pero aún nos queda mucho por aprender de Jesús, nos queda mucho camino por recorrer. Por eso tenemos que estar preparados y fortalecidos, seguros de lo que Dios nos pide vivir y seguros de que estamos dispuestos a vivir sobre las huellas de Jesús. Pero esta seguridad y fortaleza no viene de nosotros mismos, sino que viene de Dios, por eso no tenemos confianza en nosotros, sino en en el Padre que me envía y me pide que anuncie, que ilumine, que sane, que transforme.
Quizás no nos sintamos fuertes, seguros o capaces para vivir lo que el Señor nos pide, pero eso no le importa al Padre, porque sabe que la sabiduría, la fortaleza y la gracia vienen de Él. Él necesite hijos disponibles, hijos confiados, hijos que crean en Su Padre y que sepan que el mundo no los va a querer, por que el Príncipe de este mundo no quiere a la Luz, no quiere la Verdad, no quiere el Amor. Así los que son parte de las tinieblas siempre encuentran argumentos para querer ocultar la luz, los que pretenden seguir viviendo en la oscuridad siempre encuentran argumentos para destruir el mensajero pero el Mensaje nunca podrá ser ocultado.
Ya estamos cerca de la Semana Santa, aprovechemos el silencio de estos días para escuchar el mensaje que nos trae el Padre por medio de Su Hijo, no ocultemos Su Luz, no nos ocultemos a Su Luz, abramos el corazón para escuchar Su Palabra porque su Vida iluminará toda nuestra vida y nos dará la fortaleza necesaria para renovar nuestro ¡Sí! al Padre para hacer cada día Su Voluntad y no la nuestra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.