sábado, 28 de marzo de 2015

Sabemos lo que hacemos?

Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
- «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación.»
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
- «Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera.»
¿¡Cuantas veces se repite este mismo argumento hoy en día!? Porque molesta la verdad, porque puede hacer mucho bien, porque nos va a quitar adeptos, porque otros creerán en Él...
Cuantos y tantos argumentos lógicos usamos para desprestigiar a alguien, y más de una vez matamos a alguien sólo porque me he dejado llevar por la soberbia de creer que sólo yo tengo la verdad, pero no le damos muerte como a Jesús en una Cruz, sino que lo crucificamos con nuestras palabras, con nuestros chusmeríos, con nuestras mentiras tiradas al aire en medio de la oscuridad.
Muchas veces creemos que somos los valientes que defendemos al más débil, pero en realidad nos defendemos a nosotros mismos, no nos jugamos por la Verdad, no nos jugamos por lo que decimos creer, sino que defendemos el pecado creyendo que defendemos al pecador.
"Os conviene que uno muera por el pueblo..." ¿Quién soy yo para dar muerte ni tan siquiera a uno? ¿Cuál es el criterio que he usado para darle muerte a tal o a cual? ¿Podrían usar ese mismo criterio conmigo? Entonces, por qué yo lo uso con mi hermano.
Aún no comprendemos el por qué Jesús murió por nosotros, porque si lo comprendiéramos buscaríamos la Verdad de Su Vida, porque Su Verdad es Su Vida, y Su Vida es mi vida, por eso digo que soy cristiano, porque soy de Cristo, porque quiero vivir como Cristo, como mi Vida es Cristo, por que mi Camino es Cristo.
Si somos capaces de sacrificar a nuestros hermanos en el patíbulo del chusmerío barato, ¿seremos capaces de dejar que nos sacrifiquen a nosotros mismos en el mismo patíbulo? No, seguro que no me gusta esa clase de sufrimiento, seguro que no me gusta que hablen así de mí, seguro que no me gusta que murmuren y busquen mi muerte. Entonces, piensa, recapacita, no uses esa vara de medir para los demás, si no quieres que la usen contigo.
Jesús hizo todo lo contrario, cuando estaba colgado de la Cruz, casi en sus últimos suspiros le pidió al Padre, casi dándole una orden: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Ellos, los que lo crucificaron, quizás no sabían lo que hacían. Pero hoy nosotros, los varones y mujeres de este siglo XXI, que nos consideramos cristianos sabemos lo que hacemos o, mejor dicho ¿sabemos lo que hacemos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.