"Susana dijo gritando:
«Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí».
Y el Señor escuchó su voz".
No son pocos los casos en los que se levantan y levantamos falso testimonio sobre personas, sin conocer cómo han sucedido las cosas o sin saber qué es lo que ha pasado. Nos hacemos cómplices de situaciones que hemos escuchado o que se dicen delante nuestro sin levantar en ningún momento la voz de la verdad, y dejamos que se juzgue y se condene a alguien. No somos jueces pero nos convertimos en jurado cuando nos callamos ante la mentira o la injusticia, cuando no somos fieles a la verdad.
Otras veces somos víctimas de las mentiras o falsos testimonios que se levantan contra uno e intentamos defendernos como podemos, sin tener en cuenta que Quien ve en lo escondido es quién nos salvará o nos dará la fuerza necesaria para no hacer caso a las palabras que salen de corazones malvados.
Susana supo confiar en el Señor que ve en lo secreto y por eso el Señor suscitó a Daniel para que saliera en su defensa, a Daniel un joven que nada tenía que ver, pero que salió a defender la verdad sin pensar en el costo que eso tendría para él. Pero él se dejó conducir por el Espíritu Santo y pudo salvar la vida de Susana y dar un ejemplo a todo el pueblo que, sin chistar, dejaba condenar a una inocente.
Hay situaciones en las que tenemos que defender la verdad y otras en las que tenemos que callar. ¿Cuáles son cada una? Las primeras cuando somos testigos o estamos en el lugar preciso para levantar la voz en favor de la verdad, y así no hacernos cómplices de una mentira o de un falso testimonio que se esté dando, porque Jesús nos llamó a ser Luz, iluminar las tinieblas del error, de la mentira, de la maldad.
Y las segundas es saber callar cuando se sabe que los que te acusan no van a entender nunca nada, así como el Señor cuando lo acusaban no abrió la boca porque sabía que nada que pudiera decir iba a cambiar el juicio de los que lo acusaban. Sólo Dios, que ve en lo secreto actuará en nuestro favor y nos dará la fuerza para seguir siendo Fiel a su Voluntad y no a la nuestra, ni a la de los hombres que sólo buscan su propio favor.
"Jesús les contestó:
«Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me ha enviado, el Padre».
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