Un breve relato de la Última Cena, preparándonos para los días de mayor reflexión sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, pero, sobre todo, relfexión sobre nuestra vida de apóstoles, de cristianos. Y aquí encontramos 4 personajes que nos pueden ayudar a espejar nuestra vida: Jesús, Juan, Pedro y Judas Iscariote.
Es claro que todos tenemos que espejarnos en Jesús, pues Él es el Camino, la Verdad y la Vida; él es nuestro mayor referente para saber si vamos caminando por el verdadero sendero o si nos hemos desnorteado y caminamos para dónde queremos y cómo queremos. Por eso los otres tres personas nos ayudarán a descubrir, también, algunas de nuestras formas de actuar.
San Juan, el discípulo amado, con la cabeza recostada sobre el pecho de Jesús, escuchando Su Palabra, y sobre todo, escuchando los latidos de su corazón, siendo acreedor del cariño del Señor y, sobre todo, de la confianza. Pero abusa de esta confianza cuando le hace caso a Pedro para "sacarle" al Señor quién es el traidor. Y ¿qué hace con esa información? ¿Ahora que sabe quién va a traicionar al Señor, qué actitiud toma? ¿Defiendo al Señor? ¿Ayuda a Judas? Ni una cosa ni la otra. No hizo nada.
Podemos parecernos a él en algún aspecto: gozamos de la confianza de alguien, pero nunca hacemos nada para defenderlo, o nunca hacemos nada para ayudar a otros de los que me he enterado que necesitaban ayuda para mejorar, para no equivocarse...
San Pedro, muy enérgico, pero también muy cotillas. Usa de San Juan para enterarse de algo que no se dio cuenta. Tanta energía y tanto valor, pero sin embargo no se enteró de lo que estaba planeando Judas Iscariote. Y ahora que sabía que era él quien iba a traicionar al Señor ¿qué hizo? Nada. Sin embargo, lleno de valor, le dijo al Señor: ¡yo nunca te traicionaré! Sin embargo cuando tuvo que dar la cara se calló y lo negó tres veces.
¿Nos parecemos en algo a este Pedro: muy valiente, pero también muy cobarde a la hora de actuar?
Judas Iscariote, seducido por Satanás actuó de una forma arbitraria. Tantas veces escuchó a Jesús decir: "mi alimento es hacer la Voluntad de mi Padre", que no pudo preguntarse cuál era la Voluntad de Dios, y actuó según su propia voluntad. Y aunque se equivocó igual hizo lo que Dios había planeado desde siempre. Pero, sobre todo, no tuvo confianza en el Señor para hablar con Él y preguntarle, pedirle ayuda para saber qué tenía que hacer.
¿Nos parecemos en algo a Judas? ¿Actuamos según nuestro criterio porque confiamos que siempre es un buen criterio? ¿Dejamos de lado la Voluntad de Dios esperando que sea Él quien siempre nos solucione los problemas?
Estos días son para meditar en la parte humana de los personajes, personajes que después de la resurrección y de pentecostés, revestidos del Espíritu Santo, serán verdaderos apóstoles discípulos del Señor.
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