jueves, 4 de abril de 2019

Ese hijo tuyo...

"En aquellos días, el Señor dijo a Moisés:
«Anda, baja de la montaña, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado..."
Al leer esta frase me hizo acordar a esos momentos cuando, sobre todo en la familia, uno de los hijos hace algo mal y uno de los padres le dice al otro: "ese hijo tuyo...". Hay momentos en que nos gusta o lo hacemos inconscientemente de quitarnos de encima un problema que también es nuestro. No siempre nos queremos hacer cargo de los errores que se cometen por nuestra culpa, o no siempre nos queremos hacer cargo de nuestros propios errores y, como pasó en el Jardín del Edén: "la mujer que tú me diste me tentó y comí". No es mi culpa, es de otro que me hizo caer en tentación y no pude evitarlo...
Aceptar nuestra responsabilidad en lo actos, en las palabras, en todo lo que día a día decido hacer o decir, es algo que me ayuda a crecer, y, sobre todo, cuando reconozco y acepto mis propios errores. Aceptarlos me ayuda a intentara corregirlos (lo que no siempre puedo hacer con la presteza que quisiera) y evitar así echar las culpas y responsabilidades a otro o simplemente quitárnosla de encima que no es propio de la Verdad.
Porque son esas actitudes y palabras las que dan testimonio de mí mismo, no hace falta que otros digan algo de uno porque nuestra forma de vivir, de estar, de hablar, de actuar es lo que habla de mí. Aunque muchas veces pueda decir: "no fue esa mi intención", pero ya está hecho, ya lo dijiste: tus acciones hablan de tí.
"En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado".
Jesús nos enseña que el testimonio que debemos dar son las obras que hacemos, porque ellas hablan de nosotros, y cuanto más fidelidad vivimos a la Voluntad de Dios, más veraz será el testimonio que demos, pero cuando más nos alejemos de la Voluntad de Dios, nuestro testimonio será contrario a lo que decimos vivir. Porque, en este caso, como alguien dijo: "de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno", son las buenas acciones las que nos ayudan a construir el camino al Reino de Dios, y, mejor aún, son las que construyen el Reino de Dios en la Tierra, porque cada día decimos: "venga a nosotros tu Reino", y somos nosotros los que cada día construimos o destruimos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.