"El pueblo se cansó de caminar y habló contra Dios y contra Moisés:
«¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náuseas ese pan sin sustancia».
Por ser bueno puedo decir que casi nunca estamos conformes con lo que Dios nos da, como el Pueblo de Israel: estaban cautivos en Egipto querían libertad, una vez libres querían la comida de Egipto, preferían la esclavitud por la comida en lugar de la libertad y el maná. A veces nos acostumbramos tanto a que tenemos todo pero sin "nada dentro", sin libertad, que nos hace mal ser libres y no saber qué hacer con nuestra libertad.
La disconformidad es algo que está siempre al alcance de nuestros labios y nos quejamos casi por todo lo que nos pasa, porque siempre anehlamos algo mejor y "más bueno" para nosotros y los nuestros. Está claro que el deseo de desear lo mejor y lo bueno no es malo, es malo cuando ese deseo no me deja disfrutar de lo que tengo y tenemos; es malo cuando ese deseo me lleva a estar siempre disconforme con lo que hago, con lo que me toca hacer, con lo que hacen otros...; es malo porque vivo mal y, generalmente, hago sentir mal a los demás.
Es aquella frase que le decía Jesúa a su gente: "le tocamos la flauta y no bailaron, les cantamos cantos fúnebres y no lloraron", "vino Juan y era un loco, vino el Hijo del Hombre y es un borracho que come con pecadores...".
No sabemos, muchas veces reconocer y valorar lo que Dios nos está dando en cada momento, porque vivimos obnubilidados por nuestros propios deseos y "quereres", incluso, a veces, no estamos conformes con lo que viven los hijos porque no era eso lo que queríamos para ellos... ¿Cuál es el camino? Buscar siempre la Voluntad de Dios, como dice el refrán popular: "no escupir para arriba", porque todo vuelve hacia. Cuando me alejo del Señor, cuando sólo busco en mi ombligo, nunca aprenderé a mirar hacia lo alto y me perderé en mi propia amargura, dejando morir así la alegría, el gozo, la paz.
Fijaos que Dios les hizo hacer a los judiós un estandarte con una serpiente para que al mirar a lo alto, a la misma serpiente, quedaran curados. Jesús le dijo a los judíos: "cuando sea elevado a lo alto creerán que Yo Soy". Nuestra mirada siempre tiene que estar en lo alto, en lo más alto, pero en lo más alto que quiere el Señor, porque es Él quien me muestra el Camino, quien me da la Fortaleza, quien me Ilumina, Sostiene... Cuando bajo la mirada, como Pedro cuando el Señor lo llamó a caminar sobre las aguas, él miró hacia abajo y comenzó a hundirse, y por eso el Señor lo tomó de la mano y comenzó a caminar, de la mano del Señor, sobre las aguas.
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