"Él les replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».
Es una cosa seria el tener la capacidad de ver la gota que falta en el vaso y no descubrir todo lo que contiene. Siempre que no queramos hacer alguna cosa encontramos excusas fáciles, pero cuando tenemos que hacer algo que nos guste siempre tenemos tiempo y argumentos para complacernos. Así le pasaba a la gente contemporánea a Jesús, y nos pasa tamibén a nosotros: si no queremos ver algo evidente que Dios nos está diciendo, cerramos los ojos y los oídos y nos hacemos los ciegos y sordos a lo que nos dice, aunque después nos golpeemos el pecho diciendo que nunca nos habla el Señor, sin embargo te lo estuvo repitiendo una y otra vez, pero no le hicimos caso.
"Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».
En cambio cuando alguien busca con sinceridad de corazón una palabra, un gesto en el cual pueda descubrir a Dios, siempre lo encuentro, siempre lo ve, hasta en lo más pequeño del día. Por eso decía Jesús: "te alabo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las ha revelado a los pequeños", y, en verdad, son ellos los que realmente ven más allá de lo que los adultos creemos ver.
Pero no estamos hablando de la edad calendaria de cada uno, porque podemos tener muchos años y haber alcanzado un elevado grado de pequeñez frente a Dios, y por eso, podemos ver más allá. O en cualquier etapa de la vida, cuando descubrimos ese hermoso camino de la Infancia Espiritual, nos damos cuenta cuánto nos hemos perdido en el camino. Y todavía estamos a tiempo, porque para el Señor siempre hay tiempo cuando el corazón está dispuesto a cambiar, a convertirse.
"Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad»
Los pobres y humildes de corazón vieron en Jesús aquello que había anunciado Juan, y creyeron en Él y alcanzaron su salvación. Los que se creían sabios y prudentes no pudieron descubrir en sus obras la Mano de Dios, y por eso quisieron dar muerte a la causa de la salvación, pero en luguar de matar a la Vida, le dieron muerte al pecado para que otros alcazáramos la Vida por medio de Él.
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