La incredulidad, muchas veces, nos obliga a obligar a otros a encontrar pruebas de lo que están diciendo o de lo que quieren decir. Y eso es un riesgo para el incrédulo, pues cuando esas pruebas lleguen tendría que creer, o por lo menos abrirse a la posibilidad de creer. Por eso, cuando alguien dice que no cree en Dios (lo pongo como ejemplo) en realidad está creyendo, porque para decir que algon o existe tengo que saber que existe, porque ¿cómo niego lo que no existe? Si no existe no tengo necesidad de negarlo... pero bueno.. eso es para generar lío...
Pero así le pasó a Tomás, no le creyó a los discípulos que Jesús estaba resucitado y pidió una prueba: "si no meto los dedos en los agujeros de las manos y la mano en el costado, no lo creeré". Y así lo obligó a Jesús mostrarse. Pero también hubo para él una breve represalia: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Porque es fácil creer cuando todo es evidente, en realidad cuando algo es evidente no tengo que creer, no necesito fe, sino que lo estoy viendo, pero sí necesitamos fe los que hemos creído en Jesús Resucitado sin verlo, porque hemos creído en la palabra de aquellos que lo vieron. Por eso, la bienaventuranza que le dijo Jesús a Tomás, es en realidad para cada uno de nosotros:
«¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto»
Y ¿por qué somos dichosos por creer? ¿Qué ha representaado en nuestras vida el creer en Jesús Resucitado? ¿Nuestra vida puede seguir siendo la misma aunque pierda la fe? ¿Si me dijeran que todo esto es mentira, seguiría creyendo?
Sí, son cosas que surgen en la cabeza a medida que voy escribiendo. Pero son preguntas que la gente se hace, también, sobre nosotros los creyentes, porque, en realidad, hay algunos que no aparentamos creer en Cristo Resucitado ¿por qué? Porque nuestra vida no es Vida Nueva, no es Vida de Discípulo de Cristo, sino que vivimos mundanamente nuestra fe, o, mejor dicho, nos dejamos llevar por las cosas del mundo, y tenemos como un "plus" el ser cristianos.
La Resurrección de Cristo cambió por completo la vida de los discípulos, cambió por completo la vida en el mundo, pero, a veces, parece que no cambia por completo nuestra vida. Por eso ¿es verdad que soy dichoso por creer en Cristo Resucitado? ¿Soy bienaventurado por ser cristiano? ¿En qué se nota la alegría pascual en mi vida?
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