viernes, 20 de julio de 2018

Un día nuevo, una nueva mirada

Al leer la lectura del profeta Isaías sobre la muerte de Ezequías, se me cruzó por la cabeza, esos momentos en los que te encuentras con alguien que ha vivido algo parecido, y te dice: "me han dado una segunda oportunidad", a lo que otros, a veces, agregan: "ojalá sepa aprovechar esta segunda oportunidad que le han dado". Y esto no sólo con la muerte sino con todas las cosas de la vida, ya sea en el amor, en el trabajo, en la familia. Siempre tenemos segundas oportunidades.
Y, pensando en esto, creo que todos los días tenemos una segunda oportunidad y en diferentes situaciones o maneras de pensarla. Ahora que estás leyendo esto: ¿has pensado que hoy tienes otra oportunidad para hacer mejor las cosas? ¿Has pensado que hoy es otro día y que puede ser mejor que ayer o, por lo menos, vivirlo de un modo en que no pensabas que podrías hacerlo?
A veces no tenemos otras oportunidades porque no pensamos que podemos mejorar las cosas que hacemos, o mejorar nosotros, pues mejorando nosotros las cosas se mejoran "mejor". No son importantes los grandes cambios sino la manera de mirar la vida. Por eso, nosotros, que somos cristianos, tenemos una manera especial de mirar la vida, y es desde Dios, así cada día que amanece es una nueva oportunidad de mejorar, de crecer, de alcanzar el sueño de Dios en nuestras vidas, de dar lo que me había guardado, de sonreir a quien no le había sonreído, de llamar a quien le había dado el portazo, de perdonar a quien me había pedido perdón, de pedir perdón a quien hice sufrir, de agradecer por las pequeñas cosas de todos los días, de descubrir la sonrisa de mi madre/padre, de mis hermanos, de mis amigos, de los que me rodean. Pero, fundamentalmente de descubrir el hermoso don de la Vida que el Señor me regala en cada amanecer, y que me ha regalado con el Futuro Amanecer en la Eternidad, pues esa misma eternidad la puedo y debo vivir en cada día, porque estoy pidiendo: "venga a nosotros tu Reino", y ese Reino es el que construyo mirando la vida con los ojos de Dios, amando con el Amor de Dios, y entregándome a mis hermanos como lo hizo Jesús.
Por eso, no dejes pasar la oportunidad de saber que HOY es un Día Nuevo, que HOY las cosas pueden ser mejor si las miras con otros ojos, los tuyos claro está, pero con la Gracia de Dios que está en tu corazón, podrás hacerlo diferente, no porque se evaporen las preocupaciones, sino porque has puesto tu Esperanza en el Señor, y sabes que Él nunca te dejará de Su Mano, que siempre estará ahí para sostenerte y darte fuerzas para saltar los obstáculos que hay frente a tí, y, aunque te parezcan enormes montañas, como dijo San Pablo: "todo lo puedo en Aquél que me conforta". Y si quieres como Ezequiel llorá ante el Señor para que conozca tu agobio y como Él mismo te decía ayer: "Venid a mí todos los que estaís cansados y agobiados y yo los aliviaré". Pero las lágrimas ofrécelas a Él para que sea Él quien ejuge tus ojos y puedas volver a ver con mirada limpia y renovada la vida que hoy te toca vivir.

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