lunes, 2 de julio de 2018

Tú, sigueme

"Otro, que era de los discípulos, le dijo:
-«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».
Jesús le replicó:
-«Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos».
Al leer las exigencias de Jesús en momento de llamar a los discípulos, uno puede pensar que es un hombre sin corazón, porque no quiere ni siquiera que alguien vaya a enterrar a sus muertos, que lo que está diciendo no es propio de él. Pero, en realidad, lo que Jesús busca decirnos es que no pongamos excusas al llamado, que cuando Dios nos llama es porque necesita de nuestra respuesta inmediata. En otro momento Jesús nos va a decir: "el reino de los cielos sufre violencia y sólo los violentos lo arrebatan", ¿será entonces que quiere que seamos violentos con todos para que se conviertan? No, quiere que nos hagamos violencia interna para aceptar el llamado, para aceptar que tenemos que dejar todo y seguirlo sin mirar atrás.
"Quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno de mí", nos dijo también, porque no podemos ir mirando hacia atrás constantemete, mirar lo que hemos dejado, lo que nos ha costado, lo que hemos sufrido, sino mirar hacia adelante, hacia lo que Dios quiere de mi vida, lo que Él quiere que nosotros realicemos, porque el pasado ya fue, nada podemos hacer, pero sí podemos seguir construyendo un futuro nuevo, un futuro mejor.
Así en la primera lectura nos hace ver el Señor que cuando un pueblo reniega de Él, cuando el Pueblo que había sellado una Alianza con el Señor deja de vivir en fidelidad, todo se vuelve caótico, todo se vuelve en contra del pueblo, porque dejó de estar en el Camino de la Verdad, del Bien, del Amor y tomó el camino que conduce a la Violencia, a la mentira, a la guerra, a la muerte.
Y así nos vuelve a decir el Señor: "que tu sí sea sí y que tu no sea no, sé frío o caliente, pues a los tibios los vomitaré de mi boca". ¿Por qué tanta radicalidad? Porque "no se puede servir a dos señores", porque si sirves a uno no sirves al otro, aunque hoy pareciera que sí se puede, en realidad no se puede, pues eso no trae plenitud a la vida del hombre, sino que nos trae conflictos en el corazón pues no estamos ni con unos ni con otros. O hemos escuchado el llamado de Dios a ser sus discípulos y hemos respondido que "sí, aquí estoy para hacer tu Voluntad", o nos quedamos sirviendo al espíritu del mundo.
Dios no nos olbiga a seguirlo, pero tampoco nos dará lo que queremos si optamos por seguir otros caminos. Si el mundo se vuelvre atractivo para nosotros seremos fieles al mundo, pero no queramos recibir la Gracia o la Bendición del Señor si no queremos vivir junto a Él y según Su Voluntad.

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