Dice Dios por medio del profeta Oseas:
"¿Quién será sabio para comprender estas cosas, inteligente, para conocerlas?
Porque los caminos del Señor son rectos: los justos los transitan, pero los traidores tropiezan en ellos".
No siempre comprendemos los caminos del Señor. No siempre aceptamos la Voluntad de Dios. No siempre recordamos las Promesas del Señor. No siempre tenemos en nuestro corazón los consejos de Jesús. Y, por supuesto, muchas veces, nos rebelamos frente a lo que el Señor nos pide o nos permite vivir.
Pero, a la vez, es Él mismo quien nos invita a no flaquear, a no desfallecer ante esos momentos de debilidades, ante nuestros tropiezos e, incluso, ante nuestras caídas.
«Vuelve, Israel, el Señor tu Dios, porque tropezaste por tu falta.
Tomad vuestras promesas con vosotros y volved al Señor .
Decidle: «Tú quitas toda falta, acepta el pacto. Pagaremos con nuestra confesión: Asiria no nos salvará, no volveremos a montar a caballo, y no llamaremos ya “nuestro Dios” a la obra de nuestras manos. En ti el huérfano encuentra compasión».
Su misericordia y su Amor de Padre es el que siempre está mirando nuestra vida para ayudarnos a caminar hacia la Verdadera Vida, por eso cuando ve que nuestros pies tropiezan con las piedras que el mundo pone en nuestro andar, Él se inclina hacia nosotros e intenta levantarnos para que sigamos caminando. Su misericordia es la que nos reclama un momento de conversión, una actitud nueva frente a nuestros tropiezos y caídas, porque no quiere que nos quedemos tendidos en el suelo, sino que tomados de sus manos podamos ponernos en pie y volver a consolidar nuestra Alianza con Él.
«Curaré su deslealtad, los amaré generosamente, porque mi ira se apartó de ellos. Seré para Israel como el rocío, florecerá como el lirio, echará sus raíces como los cedros del Líbano".
Pero, para que todo esto lo podamos llegar a experimentara en nuestro corazón necesitamos conocer su Amor y reconocer nuestros errores y faltas, para que el abrazo de la reconciliación refuerce nuestros deseos de fidelidad a Su Voluntad. La Gracia de la conversión será ese rocío que volverá a dar Vida a nuestros deseos de Fidelidad a la Vida que Él nos ha regalado gratuitamente y que nosotros tenemos que brindar al mundo del mismo modo.
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