lunes, 16 de julio de 2018

Dejar todo por Cristo

"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mi; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará".
Si leemos este pasaje del evangelio muy ligeramente pensamos que Jesús en un guerrillero que lo único que quiere es la guerra, la discordia, la enemistad entre la gente. Si fuera así estamos viviendo en el Reino de los Cielos porque en todas partes hay guerras, enemistades, discordias, desaveniencias... pero, claro, no es todo eso por ser Fieles a la Voluntad de Dios, porque a eso se refiere Jesús.
Seguir a Jesús, vivir en la Voluntad de Dios, muchas veces, nos va a llevar a enemistarnos con alguien, o, mejor dicho, alguien se va a enemistar con nosotros porque no diremos lo que quiere escuchar sino lo que Dios quiere que diga. Y, como vemos que nos dice Jesús, nuestro ser Fieles a la Voluntad de Dios tiene que ser tan radical como tener que dejar de lado todo aquello que es importante para mí.
Hace unos días hablando de esto, o algo parecido, en una homilía, les contaba que tenía un amigo de una familia muy católica, de misa diaria, que cuando el joven decidió responder al llamado al sacerdocio, la madre lo echó de su casa y se tuvo que ir a vivir a otro lado. Él fue obediente a la Voluntad de Dios, "quiso más a Dios que a su padre o a su madre" y dejándolo todo lo siguió. Su madre, por ser fiel a su orgullo y vanidad, perdió a un hijo, por no haber madurado suficientemente su fe, sino que sólo era una cristianismo de ritos, pero no de corazón y de verdad.
Cuando sólo vivimos el cristianismo para "cumplir" con los ritos, para que todo nos vaya bien, o para tener suerte, o porque siempre se hizo así en nuestra familias, es que no he comprendido el Evangelio.
Hoy día hay muchos que dicen: ustedes los jóvenes a ver si hacen algo para que la gente vaya más a la iglesia, tienen que cambiar los mandamientos y esas cosas... Es que no han entendido el Evangelio. O, mejor dicho, no han entendido que la Palabra de Dios, para nosotros, es Palabra de Dios y por eso no podemos modificarla a antojo de los tiempos que vivimos.
Sabemos, como siempre decimos, que no es fácil seguir a Jesús, pero también hemos comprabado que su Misericordia nos acompaña siempre y en los momentos más difíciles de nuestras vidas, es Él quien nos fortalece y nos carga en sus Brazos para ayudarnos a continuar nuestro camino.

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