"En aquellos días, todos los jefes, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, imitando las aberraciones de los pueblos y profanando el templo del Señor, que él había consagrado en Jerusalén".
Así comienza la lecutra del libro de las Crónicas de hoy, pareciera que fuese un relato del mundo de hoy, de lo que vivimos y de lo que se vive en muchas partes de este mundo.
La famosa globalización (por ponerle un nombre moderno) nos ha permitido conocer otras ideas, otras vidas, otras creencias, y, como cuando vamos por el campo sembrado de abrojos, todo se nos va pegando. Y a algunos le gusta ir llenos de abrojos y otros intentan quitárselo. Pero siempre se queda alguno escondido entre los pliegues de la ropa.
No es malo conocer otras realidades y otras vidas, y otras religiones, no me refiero a eso. Me refiero a que no podemos hacer una macedonia con las religiones de todo el mundo: un poco de cristinaismo, un poco de budismo, un poco de oriental, un poco de musulmán, un poco de ateísmo, un poco de... Es como dice algún dicho: le enciendo a cada santo una vela y al diablo el candelero, pues tengo que estar bien con todos por las dudas.
Y al final como todo está bien y como todas tienen algo de bueno, uso de cada una lo que más me gusta, total tengo libertad para hacerlo. Claro, nadie te impide que lo hagas. Pero eso es lo que debes hacer? Es por eso mismo que el Pueblo de Israel fue guardando, por medio de la tradición oral y escrita, todo lo sucedido en su historia para que pudiera aprender de sus errores, para que no fuera ciego a las infidelidades que tuvieron sus padres y las consecuencias de esas infidelidades.
Nosotros, como Nuevo Pueblo, fundado por Cristo, también tenemos ese bagaje de tradición, por eso mismo en la liturgia guardamos y meditamos las Crónicas del Pueblo de Israel para aprender de su historia, para aprender a caminar en un mundo que nos invita, constantemente, a dejarnos llevar por la corriente del Príncipe de este mundo, y no de la Voluntad de Nuestro Dios y Señor. Y creo que, en muchos casos, va ganando... porque continuamente vemos cómo seguimos haciendo una ensalada con doctrinas que no son las propias de nuestro cristianismo permitiéndonos así no ser Fieles a lo que decimos que somos: hijos de Dios, nacidos en Bautismo por el Espíritu Santo.
Y sin embargo Dios nos sigue amando y nos sigue dando su Espíritu para sepamos discernir. Y en este domingo nos invita a volver a pensar en todo lo que Él hizo por nosotros, de cómo nacimos y cuál fue el precio para darnos Vida:
"Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios. Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.