lunes, 26 de marzo de 2018

El amor siempre se adelanta

"Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa".
Ya fue su entrada triunfal en Jerusalén, la gente lo recibió con palmas y lo proclamó Bendito porque viene a salvar al pueblo, bendito por ser el Hijo de David... pero en su corazón sabía lo que estaba sucediendo y lo que iba a suceder. En su corazón ya comenzaba a sentirse al angustia de la Cruz, la angustia del martirio, la angustia de la muerte. Pero ante la angustia de la muerte: "¿qué he de decir? Si para esta hora he venido... Padre, glorifica tu nombre".
Por eso, como hombre que vive el dolor de la muerte no quiere estar solo, busca refugio en aquellos que lo quieren, se refugia en el corazón de los que ama y de los que sabe que comprenden su silencio, su dolor. Y es María quién se hace eco de ese dolor e intenta suavizarlo con la fragancia no sólo del perfume, sino del amor de su amistad.
Hay momentos en donde no hacen falta las palabras para saber que te comprenden, que te entienden y que por eso, aunque no haya nada para poder suavizar el dolor del alma, el calor de la mano amiga, el calor del corazón del amigo es lo que hace que todo cobre sentido.
El saber que has sembrado amor en el corazón de los demás, y que ese amor permanecerá para siempre, pues el lo único que no se acaba con la muerte, es lo que suaviza la agonía del alma.
Pero siempre hay alguien que quiere demostrar algo más e interrumpe la magia del momento, interrumpe con una reflexión buena pero atemporal, que podría ser algo bueno lo que dice pero no en ese momento. Porque sólo piensa en sí mismo y por eso no puede descubrir lo que sucede a su alrededor, sólo piensa en lo que el haría y no en lo que los otros necesitan de verdad. Judas, frente a la imagen de Jesús y María, solo quiere que eso no suceda, ya no es él protagonista de la situación y no comprender qué es lo que está sucediendo, y por eso irrumpe con su palabra.
Y, Dios, siempre logra algo bueno de lo malo, por eso le da a entender a Judas que lo que está haciendo María es algo profético, adelanta una hora que no tendrá luego porque no podrá en su momento ungir el cuerpo de Jesús muerto. Y así no sólo muestra el egoísmo de Judas sino que nos da a entender lo que vendrá. Y, por otro lado nos habla que el amor siempre se adelanta pues mira más allá de sí mismo, y no deja para después la entrega de su amor para abrazar y cobijar a quien ama.

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