jueves, 8 de marzo de 2018

La sinceridad de los valores

Le dice Dios al Pueblo por medio de Jeremías:
"Aun así les dirás: "Esta es la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios, y no quiso escarmentar. Ha desaparecido la sinceridad , se la han arrancado de la boca"».
Ha desaparecido la sinceridad, es una frase muy fuerte de parte de Dios para su pueblo. Y creo que esa frase aún sigue siendo fuerte y útil para los que vivimos en este tiempo: ha desaparecido el valor de la sinceridad, de la honestidad, de la fidelidad, de todo aquello que nace de la verdad y el compromiso a una Alianza verdadera, y a una alianza de amor. Porque la sinceridad que Dios le pide al Pueblo es la de seguir siendo fieles a la alianza que ellos mismos quisieron pactar con Dios, con su Dios, pero que queriendo vivir en libertad se fueron tras otros dioses, pero siempre seguían reclamando al mismo no poder vivir bien.
Cuando vamos modificando constantemente nuestros propios valores, los valores humanos, cuando vamos dejando de creer en los verdaderos valores, nos vamos haciendo nuevos valores que cambian con las modas, con los años, y, hasta, a veces, con las temporadas del año. ¿Cuál es el verdadero valor de un valor humano? ¿Cuál es el fundamento de nuestros verdaderos derechos? ¿Cuál es la medida con que medimos nuestra vida y la vida de los demás? ¿Sómos nosotros mismos los legisladores y jueces de todos?
Cuando a los valores humanos le quitamos el verdadero valor del hombre, cuando le robamos su verdadera identidad, entonces ya no hay valores que sirvan, ya no tenemos una línea por la cual decir ¡hasta aquí puedo llegar! pues todo es valioso y todo no sirve para nada, pues la medida de todo son mis gustos, mis placeres, mis instintos, en realidad creemos que el valor supremo es lo que yo creo y pienso y quiero.
"Seguid el camino que os señalo, y todo os irá bien." Pero no escucharon ni prestaron caso. Al contrario, caminaron según sus ideas, según la maldad de su obstinado corazón. Me dieron la espalda y no la cara".
Creyendo el hombre que era dios le dio la espalda al Verdadero Dios y se quedó con la pobreza de su condición creatural, y perdiendo lo absoluto de la divinidad comenzó a buscar caminos que lo llevaran hacia lo eterno y lo divino, pero sólo consiguió seguir siendo pobre y pequeño, teniendo, sí quizás más derechos para seguir destruyéndose a sí mismo.
Y el Señor que siempre nos ayuda a recordar la historia y a no caer en los mismos errores, nos vuelve a decir:
"Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masa en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras".

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