Desde el momento en que Jesús comenzó a atraer gente con su palabra y sus milagros, los Sumos Sacerdotes, los fariseos y los doctores de la Ley, comenzaron a buscar algún argumento en su contra y, si leemos bien el Evangeliio, vamos a descubrir los más diversos y extraños, desde que "expulsaba los demonios con el poder de Belzebul", hasta el del evangeliio de hoy:
"Ellos le replicaron: «¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».
¿Qué es lo que esas acusaciones nos quieren decir para nosotros, para nuestra vida? Algo que muchas veces nos han dicho nuestros padres: si eres tan inteligente como para encontrar argumentos para no hacer tal cosa, ¿por qué no los buscas para hacerla? Es decir: como la palabra de Jesús les molestaba porque les hacía ver sus faltas y errores y pecado, entonces buscamos algún argumento para hacerlo callar, pero no buscamos la Verdad para saber si lo que está diciendo es cierto o es mentira.
Si hubieran dejado entrar la Luz del Espíritu a sus corazones habrían descubierto detrás del rostro de un galileo al Mesías Salvador tan esperado, pero se dejaron vencer por su pecado y por eso no pudieron alcanzar la Salvación.
Muchas veces pienso (y esto quizás genere un problema) que para negar la existencia de algo he tenido que saber que ese algo existe, porque ¿cómo negar algo que se que no existe? Para eso tengo que echar tierra encima de quien lo está predicando, y eso es lo que le pasaba a los profetas, como lo leemos en el pasaje de Jeremías, y de todos los demás, y lo vemos claramente en la vida de Jesús y de tantos otros que le sucedieron.
Porque cuando el Brillo de la Luz me molesta intento tapar la luz y hacer oscuridad: "La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre, viniendo a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció"; por que, aunque nos parezca una contradicción, al mundo le gusta más andar en tinieblas y oscuridad que a plena luz, pues en la oscuridad todo vale y dicen que nunca se sabe quién lo hizo.
Por eso Jesús nos dijo, cuando nos invitó a seguirle: "vosotros sois la luz del mundo... brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos".
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