lunes, 1 de enero de 2018

Una nueva oportunidad

¡Feliz comienzo de 2018! Aunque para algunos sea con dolor de cabeza, estómago o algo parecido, pues la resaca de anoche deja sus huellas. Pero siempre es bueno y lindo poder comenzar un año con muchas ilusiones y muchos buenos deseos. Por eso lo mejor es lo que nos propone la primer lectura de hoy:
«Di a Aarón y a sus hijo, esta es la fórmula con que bendeciréis a los hijos de Israel:
“El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz”.
Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré».
Comenzar el día, cada día, de este nuevo año, y de todos, con la bendición de Dios, una bendición que cada uno recibe en su Nombre y que, cada uno, puedo dar a quien esté cerca para que la Gracia y el Amor del Padre se vaya propgando en todos sus hijos.
Y también tenemos otro regalo para comenzar este día, y este año: pensar en María, Madre de Dios. Buscar la mirada de María en junto al Niño en el Portal de Belén, es lo que n os va a dar más confianza y seguridad, pues sabemos que de la misma manera que Ella mira a Jesús, nos mira a cada uno de nosotros, sus hijos, pues no hace diferencia entre uno y otros, sino que a todos nos mira con el mismo Amor de Madre pues sabe que en Jesús derramó en todos su mismo Amor, su Espíritu.
Y, por supuesto, que así como Ella lo dio a Luz en Belén y lo acompañó el resto de sus días, también lo hará con nosotros si nos hacemos pequeños como el Niño de Belén, si nos dejamos conducir de sus manos amorosas, si escuchamos y hacemos caso a sus palabras que nos dicen "haced lo que Él os diga", pues de esa manera sabemos que alcanzaremos la meta que el Señor tiene pensada para nosotros: la Bienaventuranza y la plenitud de nuestra vida.
Y así con la bendición de Dios y de la Mano de la Madre recorriendo el Camino que nos indicó Jesús podremos, como nos sugiere esta Jornada de hoy: ser constructores de Paz, ser instrumentos de Paz. Porque sabemos que la Paz no se construye sola, que la Paz nos viene envuelta en papel de regalo, ni la traen magos extranjeros, sino que la construímos nosotros desde nuestro propio lugar: la familia, los amigos, la comunidad.
Así, unidos en una misma Fe, caminando con Esperanza y viviendo en el Amor que el Señor derramó en nuestros corazones, no sólo este día será un día de Felicidad sino que cada día y todos los años podremos vivir en Paz, Armonía y Felicidad.

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