"Mientras insistía implorando ante el Señor, Elí observaba su boca. Ana hablaba para sí en su corazón; solo sus labios se movían, más su voz no se oía. Elí la creyó borracha.
Entonces le dijo:
-«¿Hasta cuándo vas a seguir borracha? Echa el vino. que llevas dentro».
A veces nos creemos muy valientes al juzgar a alguien por una apariencia y mucho más valientes somos cuando por ese juicio vamos al otro y le "cantamos unas cuantas". Eso le pasó a Elí, le pareció que Ana estaba borracha y fue a decírselo. Eso no es valentía, sino que es una mala actitud pues antes de juzgar tengo que averiguar qué está pasando y si lo que realmente están viendo mis ojos es la verdad o sólo me están engañando por un concepto ya previo que tengo en mi cabeza.
Porque muchas veces las apariencias engañan y otras veces me dejo engañar por las apariencias, y cuando intento "ayudar" con mi juicio a alguien solamente lo estoy estropeando todo pues juzgo injustamente, sin conocer y sin saber, y muchas veces sin amor. Y al ir a "cantarle las cuarenta" a alguien por lo que he visto o me han dicho, puedo hacer mucho daño y en lugar de ayudar hago todo lo contrario.
Frente al error de Elí, quien tuvo más valor fue Ana quien no se quedó con lo que Elí le dijo sino que le dijo la verdad de lo que estaba pasando:
"Pero Ana tomó la palabra y respondió:
-«No, mi Señor, yo soy una mujer de espíritu tenaz. No he bebido vino ni licor, solo desahogaba mi alma ante el Señor. No trates a tu sierva como a una perdida, pues he hablado así por mi gran congoja y aflicción.»
Y eso ha sido un gran paso para ella pues pudo salir de su sorpresa, y muchas veces de nuestra indignación por lo que dicen de uno, o por lo que me han venido a decir. Pues cuando somos injustamente juzgados nos da mucha bronca y el dolor nos enceguece y, en algunos caso, o respondemos de muy malos modo y en otros hacemos silencio y dejamos que todo pase. Y no tiene que ser así. Tenemos que tener la actitud de Ana de poder decir lo que estamos viviendo y por qué lo estamos viviendo, para que quien dice que quiere ayudarme lo haga en realidad.
Así fue como la voz de Ana transformó le prejuicio que se había hecho Elí en una ayuda para Ana:
"Elí le dijo:
-«Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda el favor que le has pedido.»
Ella respondió:
-«Que tu sierva encuentre gracia a tus ojos .»
Es evidente que Elí supo escuchar y abrir su corazón a la situación de Ana, y eso es algo de mucho valor, porque saber escuchar y rectificar lo que he dicho o hecho es de alguien valiente y de mucho corazón. Porque no siempre tenemos el valor y la fuerza para rectificarnos, para pedir disculpas y, sobre todo, para tender la mano para ayudar al otro a levantarse de su situación.
Nos gusta más salir a "cantar las cuarenta" pero no a tender la mano para ayudar a levantarse a alguien de su situación, o sobre todo, a abrir el corazón y los oídos para saber qué es lo que está viviendo o sucediendo en su vida. Ser Juez y Castigador es lo que más fácil es para hacer, sin embargo eso sin amor y compasión no sirve de nada para construir el Reino de los Cielos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.