"Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir".
Así como un reino dividido no puede subsistir, tampoco podemos "llegar a buen puerto" si nuestro interior está dividido. Es enorme lucha que siempre llevamos a cabo entre la carne y el espíritu, es la división que hay en nosotros mismos. Es la lucha que tenemos todos los días para poder llegar a alcanzar el Ideal de vida que nos hemos propuesto o que Dios nos ha propuesto. Para ello tenemos que tener plena conciencia de lo que queremos o de lo que Dios quiere, y esa es la cuestión: ¿sabemos lo que queremos o lo que Dios quiere de nosotros? ¿Queremos lo que Dios quiere para nosotros?
Porque luchar por luchar no sirve para nada, siempre ganará lo que más me guste y no lo que debe hacer, pues todo estará en función de lo que haya elegido ser. Por eso cuanto más sea consciente y tenga en claro qué es lo que quiero ser o lo que debo ser, según la Voluntad de Dios, entonces mis luchas internas tendrán sentido. De lo contrario siempre estaré luchando hasta que llegue el día del cansancio y deje ya de luchar conmigo mismo.
Claro que cuando he descubierto que lo que Dios quiere que sea es el Ideal de Vida que quiero vivir, ya las luchas no son sólo mías, sino que el Espíritu viene en mi ayuda para fortalecerme, para ayudarme a discernir, para darme la Luz necesaria para encontrar el mejor sendero para alcanzar el Ideal que el Señor me ha mostrado para vivir.
Por eso mismo, cuando el Señor dice:
"todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre", porque pecar quiere decir que consciente y libremente estoy en contra de lo que Dios quiere para mí, y si he renunciado al Espíritu Santo, entonces no tengo quien me ayude con la fortaleza, quien me ilumine con su Luz, quien me aliente a vivir en Dios, pues he rechazado al Espíritu que habita en mí y que me hace llamar a Dios ¡Abba! Y en esa lucha ganó el mundo para quien he de dejar mi vida y mis ideales.
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