lunes, 14 de marzo de 2016

Testimonio de vida

Dos hermosas lecturas: la salvación de una inocente, Susana, pero sobre todo la confianza de Susana en sí misma y en la Providencia de Dios; y, además, la enseñanza que nos deja Jesús, no sólo de ser Él la Luz del mundo, sino, también, el testimonio de ser consciente de quién es.
Susana ante el peligro de sufrir la sentencia de muerte, sabiendo de su inocencia, confía plenamente en la Providencia Divina porque sabe que en ella no hay pecado, se conoce a sí misma y por eso confía en la misericordia de Dios, que mirando su inocencia y su amor, es capaz de librarla del mal. Ella no hace nada por sí misma para ser liberada, pues sabe de sobra que ha sido el mal del hombre el que la acusaba y por eso, simplemente, deja que el Amor de Dios haga justicia por ella.
Así en nuestras vidas. Nos molesta mucho cuando alguien habla mal de nosotros o nos critican o levantan falsos testimonio, y eso nos quita la paz, hasta llegar, en muchos casos a acumular rencor o sed de venganza ante lo que nos han hecho. Susana nos invita a la confianza, confianza en nuestros mismos de saber que somos inocentes, y confianza en Dios, que llegará el momento en que sea Él quien demuestre nuestra inocencia.
Por eso mismo Jesús nos enseña que la Luz, también, viene de nuestro interior porque somos hijos de la Luz:
"Jesús les respondió: «Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy".
El conocernos interiormente, saber quiénes somos y de dónde venimos, y hacia dónde vamos, nos da seguridad sobre nuestras vidas, y nos permite caminar siempre hacia el horizonte que esperamos. Cuando sabemos que venimos de Dios, que Él es nuestro Padre y caminamos en Su Voluntad, no hay nada que se interponga en nuestra vida pues "todo lo podemos en Aquél que nos conforta", en Aquél que nos guía, nos alimenta y nos fortalece.
Hoy, cuando todos hablan de todos y cuando la vida real parece un reality de la TV y cuando juzgar y señalar a alguien es el alimento cotidiano, nosotros tenemos que permanecer fieles a la Verdad, Fieles a la Vida, pues sabemos quiénes somos y, sobre todo, sabemos Quién es El Señor de nuestras Vidas. No dejemos que la perversión del mundo nos lleve por sus senderos, sino que confiado en el Amor del Padre, dejémonos iluminar por la Luz de Cristo que es quien nos conduce por las Sendas de Paz hacia la Vida Verdadera.

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