miércoles, 14 de agosto de 2019

Dar la vida por los hermanos

Dice san Juan en su carta:
"En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos".
Y es, precisamente, lo que hizo san Maximiliano María Kolbe: dar su vida por su hermano, aunque este hermano para él era un desconocido o no tan conocido. En el campo de concentración cuando iban a enviar a un hombre con familia a la muerte, san Maximiliano María, se ofreció él en lugar del hombre de familia. En el dolor del campo de concentración conocía la vida de las personas y no dudó en entregarse él para salvar a su hermano.
¿Podremos hacer nosotros lo mismo? No digo que hoy nos tengamos que entregar a esa muerte por otro, sino que tengamos que entregar a la muerte nuestro orgullo, vanidad, soberbia o lo que sea, para poder salvar la vida de una amistad, de una relación familiar, de una vida comunitaria. Porque la muerte no sólo es la física sino, sobre todo, la espiritual la que más nos cuesta y se nos hace difícil. Y, sobre todo, la muerte a uno mismo para poder pedir perdón o para perdonar.
Sigue diciendo san Juan:
"Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad".
Hablar de amor es fácil, vivirlo no lo es tanto, pero sabemos que es el único signo por el cual se nos identificará como hijos de Dios, es el único mandamiento que nos dejó Jesús, y, por eso, vuelvo a insistir es el mandamiento que más difícil es para cumplir. Porque como decimos habitualmente: no robo ni mato, no hago ningún daño. Pero nos olvidamos de examinarnos en el amor.
"Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá".

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