sábado, 25 de mayo de 2019

Seguimos al Señor

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia".
¿Por qué nos escandalizamos si el mundo nos odia? ¿Por qué nos escandalizamos cuando vemos y escuchamos que hay tantos mártires por otros países? ¿Por qué protestamos cuando el mundo muestra su odio hacia nosotros los cristianos?
Claro que sí, no tendría que ser lógico que lo hicieran, pero ya nos lo advirtió el Señor. Lo ilógico sería que el mundo, los hijos del mundo, los que siguen al Príncipe de este mundo, no nos criticaran, y si no nos criticaran sería porque nos hemos vuelto igual al mundo y no hay diferencia entre el mundo y el espíritu, entre los que dicen que son cristianos y los que dicen que son del mundo.
¿Por qué Jesús aceptó esta contradicción entre el mundo y el espíritu? ¿Por qué nos anunció que sería así? Porque Él lo vivió en su propia carne, porque Él sabía que al mundo le gusta vivir en la tiniebla para que no sean sus malas obras, porque Él era la Luz y no lo reconocieron, o mejor dicho, lo reconocieron y por eso quisieron apagarlo.
Siempre habrá hasta el final de los tiempos quienes no aceptan las palabras de la Luz, de la Verdad y ¿por eso tenemos que dejar de predicarlas? No, todo lo contrario, cuanto más ataquen a la Luz más tendremos que iluminar.
La sangre de tantos y tantos mártires está fortaleciendo la tierra de nuevos cristianos, de nuevos hijos de Dios que quieren encontrar en la Palabra el sentido de sus vidas, incluso el sentido de su morir por la fe. Y son ellos mismos los que nos ayudan a descubrir cuánto y cómo creemos y cuánto y cómo vivimos los que no tenemos que sufrir esos tormentos.
"Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».
A veces nos descubrimos sufriendo o quejándonos por pequeñas cosas o haciéndonos los mártires por tonterias, que no digo que, para cada uno, puedan ser importantes, pero si realmente viviéramos la fe que decimos tener, entonces encontraríamos la fortaleza en el Espíritu para poder llevar adelante nuestra cruz y no dejarnos vencer en el camino. Somos nosotros, los cristianos, quienes tenemos que mostrar un nuevo modo de vida, el modo de vivir de Cristo en este tiempo, en esta historia, aceptar los Caminos que el recorrió y vivir la Voluntad del Padre como Él la vivió.
Dejemos las quejas y los quejidos para quienes no tienen fe, abracemos con Amor la Cruz de cada día y sigamos con gozo tras los pasos de Jesús.

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