San Juan condensa en pocos renglones mucho para pensar y reflexionar, aunque no creo que me alcance el tiempo para poder decir todo lo que me ha suscitado. Pero haremos una síntesis para que sigáis pensando en casa.
Pongámonos en situación: este párrafo del evangelio está extractado de la Última Cena. Ya sabemos que Jesús tenía una clara conciencia de que se había acercado Su Hora, y esa Hora era Su Pasión y Muerte en Cruz, por eso preparó con sus apóstoles la Última Cena.
También sabía quién y cómo iba a ser su entrega, por eso le dijo a Judas: "lo que tengas que hacer hazlo pronto" y Judas salío a buscar a los Sumos Sacerdotes para entregarles a Jesús.
"Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él".
Cuando nosotros pensamos en alcanzar la gloria, pensamos en grandes momentos de nuestra vida, en lograr un buen título, haber llegado a la meta de una carrera, un torneo de fútbol, o esas gloria efímeras que vemos de tanta gente que pasa por la TV. Sin embargo Jesús nos habla de que "ahora es glorificado el Hijo del hombre" (así se llama Él a sí mismo), pero su gloria no será una corona de oro, sino una corona de espina. Entonces ¿por qué será glorificado? Y ¿Dios glorificado en él? ¿Es que Dios quiere el sufrimiento para su Hijo y para nosotros? ¿Es así como quiere ser glorificado Dios por medio del sufrimiento?
No, Dios no quiere ser glorificado por medio del sufrimiento, sino por medio de la Fidelidad en el Amor, por la Obediencia en el Amor. "Si por el pecado de un hombre (la desobediencia de Adán) entró la muerte en el mundo, por la obediencia de otro entrará la vida". Y así la gloria que el Padre consigue no es el sufrimiento de Jesús, sino su obediencia hasta la muerte, lo que trae aparejada la Resurreccion. Porque, como dice san Pablo: "si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe".
Jesús es glorificado en su Resurrección, y por la Resurrección cobra sentido la Cruz que asumió y la obediencia que vivió.
Y por eso, sabiendo cómo había obedecido al Padre y que lo había hecho por Amor a Él y por amor a nosotros, a quienes nos amó aún siendo pecadores, porque se entregó por nosotros en la Cruz, es que nos pudo decir lo siguiente:
"Hijitos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros".
"El Padre amó tanto al mundo que le envió a su Hijo Único para que todo el que crea en Él tenga la Vida eterna", esa vida eterna nos la dió Jesús por su obediencia al Padre. Una obediencia que nos invita a nosotros a vivirla, nos invita a vivirla a quienes hemos aceptado el camino de ser cristianos, otros Cristos que vivan el amor y la obediencia a la Voluntad del Padre, y así alcances por la Gracia del Espíritu la fortaleza para poder amar sin restricciones, porque ese es el único signo con el que se nos identifica: el amor que tengamos unos a otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.