jueves, 16 de mayo de 2019

No traicionemos al Señor

Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy".
Algunas veces no nos damos cuenta que se nos suben los "humos" a la cabeza y nos creemos más que el Señor, porque confiamos en aquél dicho que dice: "querer es poder", y sin darnos cuenta que con simplemente querer podremos hacer cualquier cosa. Sin embargo nos olvidamos de aquello que el mismo Señor nos dijo: "sin mí no podéis hacer nada". Y es cierto, cuando nos olvidamos del Evangelio nos dejamos llevar por lo mundano y es ahí cuando comenzamos a traicionar al Señor, porque dándole más importancia al mundo que al Evangelio, sin querer, le decimos al Señor que sus palabras no valen para mí.
Cuando Jesús nos dice: "yo sé bien a quiénes he elegido" lo dice porque conoce nuestro corazón y sabe que si nos disponemos a vivir en Su Voluntad, podremos alcanzar la santidad que el Padre ha soñado para nosotros. Y ahí está el núcleo de la cuestión: si nos disponemos a vivir en Su Voluntad, es decir a obedecer a Su Palabra. Y sabemos que quien no fue obediente a su palabra y se dejó llevar por su propio criterio fue Judas Iscariote, que, quizás hizo un buen razonamiento para entregarlo a Jesús, pero no era de acuerdo a la Voluntad de Dios.
Es por eso que traicionamos tantas veces al Señor: cuando nos dejamos llevar por otros criterios que no son del Evangelio, cuando no buscamos la Voluntad del Padre, cuando no imploramos al Espíritu Santo que nos ilumine. Porque nuestra misión como cristianos no es anunciar nuestras palabras, o nuestras ideas, sino lo que nos dice el Señor:
"En verdad, en verdad os digo: el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado».
Anunciamos la Vida de Dios, una Vida Nueva que nace del Padre y nos ha sido devuelta por el Hijo en el Espíritu Santo. Y cuando somos Fieles a la Voluntad de Dios entonces es cuando iluminamos la vida de los hombres con la Luz de Dios, pero cuando anunciamos sólo nuestras ideas no llevamos al Gracia de la Salvación, sino sólo palabras humanas que son, muchas veces, caminos de perdición.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.