Al rezar la liturgia de las horas quería compartir este párrafo del escrito de san Quodvuldeo, sobre este día de los Santos Inocentes:
"Cuando los magos hacen saber a Herodes que ha nacido el Rey, Herodes se altera y, para no perder su reino, quiere matar al recién nacido; y, sin embargo, si hubiese creído en él hubiera podido reinar tranquilo aquí en la tierra y para siempre en la otra vida. ¿Por qué temes, Herodes, al oír que ha nacido el Rey? Él no ha venido para destronarte, sino para vencer al diablo. Pero esto tú no lo entiendes y por esto te alteras y te llenas de furor; y, para perder al único niño que buscas, te conviertes en el cruel asesino de muchos".
¿Por qué compartirlo? Porque me parece que es el argumento que se usa desde hace muchos siglos para combatir a lo que no se entiende: se trata de quitar del medio y, si es posible, de la faz de la tierra, aquello que me atemoriza, lo que puede ser que me quite "el trono" en el que estoy sentado. Sea el trono que sea, no hace falta que sea el trono real, sino cualquier trono que yo me mismo me haya creado en mi vida, creyendo que soy el único que puede ser así, que soy el mejor o tantos otros tronos que voy construyendo desde mi orgullo y vanidad.
Pero, si miramos la vida que pasa alrededor nuestro vamos a ver que siempre ha habido y va a haber Herodes que quieren quitar del medio el cristianismo y por eso al cristiano, incluso los mismos cristianos, muchas veces, atentamos contra nosotros mismos cuando no somos capaces de sacar las narices de nuestro ombligo y no nos damos cuenta que el mundo necesita de nuestro valor para defender lo que creemos.
Por ejemplo, la sangre derramada por estos mártires que hoy celebramos se toma para la risa, se hacen bromas y más bromas, sin ponernos a pensar que así sólo pasamos por alto lo que eso significó para la vida de aquellas familias, o lo que significó para esas comunidades. Nos olvidamos de los mártires de nuestros pueblos porque, en algunos, se tiene miedo de lo que puedan pensar otros porque hablamos de que han sido mártires por el odio de otros que, quizás, hoy viven en la memoria del mismo pueblo.
Pero también nos olvidamos que con nuestras palabras y obras no defendemos la fe de nuestros hermanos, no ayudamos con nuestras oraciones a la vida de los que aún siguen sufriendo el matirio diario de defender su vida cristiana. Con nuestra cobardía aún seguimos dando "pasto a las fieras" para que sigan quitándole brillo a los valores cristianos que el evangelio nos pide vivir.
Hoy no sólo son Herodes los que matan o atacan a los cristianos inocentes, sino que hay Herodes que vamos destruyendo nuestra fe, nuestros valores y no somos capaces de defender lo que nos da Vida. Por eso no permitamos que el mundo nos lleve de su mano y nos haga olvidar lo que realmente vale para nosotros y nuestra vida de fe. No nos dejemos engañar por lo cómodo, sino que seamos valientes para vivir nuestra Fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.