La prontitud de espíritu en María no sólo se manifestó en la visita a su prima Santa Iabel, sino que, también, a lo largo de la historia de la salvación María siempre ha estado al lado de quien más la necesitaba. En América la devoción a la Guadalupana fue la primera que aconteció en el continente, y eso fue, poco tiempo después de que comenzara la evangelización de América.
Esa prontitud mariana es la que Dios quiere que imitemos en nuestras vidas, una prontitud que se da porque se tiene la mirada puesta en el otro y no en uno mismo. Cuando nuestras preocupaciones nos ocupan "la vida", nunca podremos estar atentos a nuestros hermanos, y la prontitud de María nunca la podremos imitar.
Hay dos ejemplos claros que han quedado marcados en la Palabra de Dios: uno es el que leemos hoy, la visita a Isabel: "María partió y fue sin demora"; y otro lo contemplamos en las bodas de Caná, cuando "sin tener neceidad" provocó el milagro de la conversión del agua en vino, y digo sin tener necesdad para que veamos la diferencia.
¿Qué difencia? Muchas veces nos pasa que decimos: "no hay necesidad de que yo haga tal cosa", o "a esa gente no la conzco para que me voy a meter...", sin embargo María, aunque nada tenía que ver con que los novios se quedaran sin vino, igualmente, "se metió" y provocó el primer milagro de Jesús que fue importante, no sólo para los novios y los invitados, sino para los discípulos que lo seguían.
En el caso de la visita a Isabel podríamos ver en nosotros que, a veces, podemos decir: "no tengo mucho que hacer", "ahora no puedo porque me duele esto o me pasa aquello". María había concebido a su hijo y sin embargo "partió sin demora". Hoy se podría decir que era una irresponsable porque hacer semejante camino recién embarzada... Pero era más importante dar una mano, pues también Dios se encarga cuando hacemos su Voluntad.
En estos dos ejemplos de la disponibilidad y prontitud mariana hay dos manera de "poder ver": en la visita a Isabel vemos cómo es Dios quien habla de una situación difícil, "tu pariente Isabel ha quedado embarazada", no tuvo que decirle Dios que Isabel la neceistaba, como María no pensaba en sí misma pudo descubrir la necesidad de Isabel y por eso "pronta salió a su casa".
En el caso de las Bodas de Caná nadie le dijo nada, sino que mirando comprendió la situación y se dispuso a hacer algo, también prontamente. No esperó a que vienieran a decirle haz esto o aquello, ni tampoco puso reparos para decir "y qué tengo yo que ver", y "no voy a salir a comprar yo las cosas".
Cuando nuestro espíritu está libre de nosotros mismos, y ha aprendido a confiar en Dios, siempre estaremos disponibles para hacer su Voluntad y tender una mano a quién lo necesite sin importar quién es o qué necesita, lo importante es que libre de mí mismo actúa prontamente en favor de mis hermanos, que aunque no tengan lo que necesiten, le ofrezco lo que tengo: mi Fe, mi conianza en la Providencia y mi Esperanza en que todo saldrá bien si nos ponemos en manos del Señor.
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