domingo, 10 de diciembre de 2017

Consolad en la Esperanza de la Vida

«Consolad, consolad a mi pueblo, -dice vuestro Dios-; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados».
Hermosas palabras de Dios para el Pueblo, para nosotros una misión, pero una hermosa misión y a la vez una misión complicada. Porque casi todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos tenido que consolar a alguien por uno u otro motivo. Pero no siempre los consuelos que brindamos lleganal corazón de la persona, sino que son consuelos superficiales, frases hechas, "compradas" o "robadas" de alguna tarjeta o libro.
Sin embargo Dios nos dice "hablad al corazón.. gritadle que se ha cumplido su servicio y está pagado su crimen". El consuelo que el quiere que demos a los demás es el consuelo de la liberación del pecado, la alegría de que ya no somos hijos del pecado sino que hemos sido liberados y transformados en hijos de Dios. Por eso, cuando hemos de dar consuelo no sólo a quien está dolorido por el peso de la Cruz, sino a quien está aún bajo el peso de su propio pecado.
Hablar al hombre de la liberación del pecado, de la alegría de la Gracia, del gozo de haber conocido el Amor de Dios y de intentar vivir cada día ese Amor para con todos, es lo que nos ayuda a levantaranos con la esperanza puesta en un Nuevo Horizonte, en un Nuevo Mundo, en un Nuevo Hombre que surja de las tinieblas y viva en la maravillosa Luz que nos ilumina desde Belén hasta la Resurrección.
Hoy como en los tiempos de Isaías necesitamos y el mundo necesita que le mostremos Caminos de Vida, de Esperanza, para que haya deseos de conversión, deseos de una Vida Nueva en Dios, en Cristo, pues sabemos que Él ees el Único Camino que nos conduce a la Salvación.
Por eso, para nosotros, que comenzamos esta Segunda Semana de Adviento se nos está invitando a "preparad nuestros corazones", pues también nosotros, como Juan Bautista, somos "una voz que clama en el desierto", no somos la Palabra del Padre, sino somos la voz que habla la Palabra del Padre, que transmite la Palabra de Dios que da Vida a los Hombres, que ilumina el Camino de la Esperanza.
Y, así nosotros, tenemos que despejar nuestros corazones de todo aquello que no deja ver la Luz de Dios en nosotros pues con el tiempo se nos han ido acumulando pequeñas infidelidad que han "opacado" la Luz en nostros, que nos han quitado el brillo de la Gracia y que, muchas veces, nos impiden anunciar con Gozo la Buena Notiica.
Es tiempo de preparar nuestro corazón, de allanar el Camino al Señor, para que nazca y renazcamos con Él en la Esperanza de la Vida que un día nació en Belén, y que, cada día, nace en nosotros para darse al mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.