domingo, 30 de abril de 2017

Lo reconocemos a nuestro lado?

¿Cuántas veces el Señor camina a nuestro lado y no lo vemos por ir "muy ocupados" en otras cosas? ¿Cuántas veces queremos encontrarnos con el Señor, que nos muestre algo o esperamos algo de Él pero no lo vemos porque nunca se muestra como nosotros queremos?
"Entonces él les dijo:
«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?»
Hoy queremos hacer una religión, un Dios a nuestra medida, según nuestras comodidades y proyectos, como le pasaba a los discípulos de Emaús:
"Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió".
Nosotros esperábamos que hiciera lo que nosotros esperábamos, pero nosotros no esperábamos que Él hiciera lo que El Padre quería: "pues no he venido a hacer mi Voluntad sino la del que me envió".
Yo espero que Dios haga tal cosa, pero no me pregunto qué es lo que Él quiere que yo haga. Aunque, como los mismos discípulos que escucharon un par de veces cómo iba a ser su Pasión, Muerte y Resurrección, pero como vengo sólo pensando lo que yo espero nunca me pongo a pensar qué es lo que Él me dijo.
"Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron»
Y, aunque muchos me digan lo que yo ya sabía no abro mi corazón y mi cabeza a entender qué es lo que Dios me está mostrando, qué es lo que Dios ya me había dicho y comunicado, pero que, en el fondo, no le quise hacer caso porque venía muy ocupado en mis propios proyectos, sin acordarme que cuando decidí seguirlo Él me dijo: "niégate a tí mismo y sígueme".
Por eso necesito dejar de lado mi YO y sentarme a la Mesa del Banquete para escucharlo, para descubrir que muchas veces Él me ha hablado y aunque me daba cuenta que su Camino era mi Camino, YO decidí seguir mi camino.
"Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro:
«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».
¡Cuántas veces ardió nuestro corazón estando con Él! ¡Cuántas veces al saber qué es lo que quiere de mí encontré la Paz? Pero por no querer renunciar a mis proyectos renuncié a la Paz. No permitamos que Él se vaya de nuestro lado, dejemos que Su Voluntad se haga en mí, para que siempre encuentre la Paz y el Gozo que da saber que Él es quien guía mi caminar.

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