sábado, 29 de abril de 2017

Los pequeños de Jesús

"En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien".
¿Por qué Jesús hace esta diferencia entre los sabios y entendidos y los pequeños? ¿No es posible que los sabios y entendidos entiendan la Palabra de Dios? ¿No es también para ellos el Reino de los Cielos?
Si miramos el tiempo de Jesús y lo que le tocó vivir entre la gente de su pueblo, vamos a descubrir que los "sabios y entendidos" que eran: los ancianos, los doctores de la ley y los fariseos y los sumos sacerdotes no comprendieron ni quisieron entender ni aceptar las palabras de Jesús, y sus Palabras eran las Palabras del Padre. Ellos, los sabios y entendidos, cerraron su corazón a las Palabras de Jesús pues ya habían hecho su pre-juicio sobre él y no lo querían como el Salvador, ni como el Mesías anunciado y esperado. Ellos, los sabios y entendidos, creyeron que sabían quién era porque conocían a su familia, pero en realidad su sabiduría e inteligencia estaba cegada por su envidia, egoísmo y apetito de poder.
En cambio los pequeños (que llama Jesús) fueron todos aquellos que eran despreciados por los sabios y entendidos: los publicanos, los pecadores, en fin, los que habían quedado fuera de sus círculos intelectuales. Ellos, los pequeños de Jesús, fueron los que quizás no comprendían muchos sus Palabras, pero aceptaron en el corazón todo lo que les decía pues tenían necesidad de encontrarse con el Señor, con el Amor de Dios.
Los sabios y entendidos siempre están conformes consigo mismos, no necesitan de nadie más que ellos, pues a los sumo necesitan sólo un espejo para admirarse de lo grande e inteligentes que son. La soberbia y la vanidad nos hace creer tan lejos de los demás que no somos capaces de ver lo pobre que somos y lo sólo, sin Dios, que nos vamos quedando.
La soberbia intelectual nos hace creer que somos mejores y que, incluso, no necesitamos de Dios ni tan siquiera necesitamos reconocer nuestros errores, porque creemos que no los tenemos. Por eso San Juan nos ayuda y nos dice:
"Queridos hermanos:
Este es el mensaje que hemos oído a Jesucristo y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.