miércoles, 6 de julio de 2016

Santa María Goretti

No puedo separar este día de Santa María Goretti de mis primeros años de vida cristiana, mi vida de seminario y mi vida sacerdotal, pues desde 1984, forma parte de mi vida. Su vida desde un primer momento me impresionó por que, a pesar de su fragilidad de niña de 12 años, pudo hacer frente a una entrega cruenta de su vida para defender su virginidad y su fe.
María Goretti desde su pequeñez y pobreza pudo saltar todos los obstáculos para poder vivir la fe que sus padres le habían regalado, una fe que fue su fortaleza en sus pocos años de vida, pero que la llenó de alegría y de gozo, una luz que desprendía constantemente en el día a día.
A veces pienso en ella, pero también en nuestros mayores que no tenían los medios que hoy nosotros tenemos para pode ir al encuentro de Jesús. Nuestros mayores recorrían, a veces, kilómetros en el frío, la lluvia o el calor, caminando, en carro o a caballo, para ir al encuentro de Jesús Eucaristía. Y lo hacían porque era Quien sostenía sus vida, era la fortaleza que necesitaban en sus trabajos, en sus familias. Era la esperanza para poner luz en las aflicciones de cada día, en los agobios de sus trabajos o de sus cruces.
Hoy, cuando tenemos todos los medios necesarios, cuando tenemos a metros las Iglesias, cuando todo está a nuestro favor, lo que más tenemos son excusas para no ir al encuentro con Jesús Eucaristía. Siempre hay algo que nos impide ir: hace calor, hace frío, es temprano, es muy tarde, etc. etc. Por eso en estos tiempos no florecen las vidas de los santos, porque no hemos encontrado nuestro refugio en el Señor, porque Él no es el centro de nuestra vida, ni el sustento para nuestro diario trajín.
Hoy a los santos los hemos dejados como mercados de milagros, a los que recurrimos cuando sólo necesitamos algo urgente, y hemos perdido la mirada vital que ellos representan para nosotros: modelos de vida cristiana para que entendamos que cuando hay verdadero amor todo se puede, y los obstáculos siempre se sortean cuando es el Amor el que llama.
El día de la canonización María Goretti fue puesta como modelo para los adolescentes, pero también para todos los cristianos, porque ella desde su adolescencia nos muestra el camino a la santidad, nos hace ver que nada es imposible cuando el corazón está lleno del Amor a Dios, por Dios y para Dios.

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