miércoles, 22 de junio de 2016

Santo Tomás Moro, patrón de los gobernantes y los políticos

Santo Tomás Moro (1477) estudió en Oxford. Contrajo matrimonio y fue padre de cuatro hijos. Como canciller del rey, escribió varias obras destinadas al buen gobierno del estado, y otras en defensa de la religión.
Cuando conocí la figura de Tomás Moro me impresionó muchísimo porque vivió intensamente su cristianismo como padre, abogado y entregó su vida antes que renunciar a su fe. Sus últimos escritos sobre la agonía de Cristo y las cartas a su hija antes de su martirio son una obra increíble y llena de amor a su familia y a su Dios.
San Juan Pablo II, en el Jubileo de la cosa pública y de los gobernantes del año 2000, lo declaró patrón de los gobernantes y políticos, porque su último cargo fue ser Canciller del Rey Enrique VIII, quien pretendía que anulasen su matrimonio para casarse con otra mujer. Y aunque le ofreció todos los bienes del mundo Tomás Moro no aceptó el soborno de ir en contra de la Ley de Dios, ni de la Iglesia. Y, así, junto al Obispo Juan Fisher, lo único que recibieron fue su martirio pues no quisieron quebrantar la Ley de Dios por el deseo del Rey.

Aquí en España, como en muchos países, vemos, cada día, como (una mayoría) de la clase política y los gobernantes se van corrompiendo y dejan de velar por los intereses más profundos y propios de la gente a la que representan. Casi no se ve una línea clara de transparencia y de sensibilidad hacia los que dicen querer defender, proteger y ayudar a crecer, sino que cada uno (en su mayoría) sólo buscan su propio beneficio o estar en contra de alguien.
Hoy el evangelio nos puede dar una pista sobre lo que estoy diciendo:
"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?..."
Por eso Juan Pablo II puso a Santo Tomás Moro como patrón de los políticos y gobernantes, para que se tenga un modelo a imitar, un ejemplo a seguir.
Sí, ya se lo que muchos estarán pensando: que no es sólo la clase política la que está corrompida, pues dentro de la Iglesia y de todas las instituciones humanas hay corrupción. Y es cierto. Y es lamentable, porque, hoy por hoy, creemos que la mayoría es el ejemplo a seguir y por eso nos quedamos, muchas veces, con los brazos cruzados: no votamos a nuestros representantes porque hemos dejado de creer en la política, no nos comprometemos con la Iglesia porque ya no creemos en los curas, no nos "metemos" en las asociaciones de padres o en otras instituciones porque "son todos iguales". Y así vemos cómo también "los que nos creemos buenos" dejamos el espacio libre a la corrupción del medio ambiente donde me muevo.
Santo Tomás Moro no dudó ni un momento en lo que tenía que hacer, pues su entrega a su familia y su amor a Dios era lo que defendía, no estaba como Canciller para servir a los deseos de un Rey, sino que lo primero que tenía que defender era el deseo del Rey de Reyes. Y con el corazón partido por tener que despedirse de su familia, sabía que el mejor consuelo para ellos era que había sido fiel a sus ideales hasta el último suspiro de su vida.
No es tiempo de quedarnos con las manos cruzadas viendo como otros destrozan o corrompen lo que forma parte de mi vida. Es tiempo de que, cada uno, de acuerdo a la Voluntad de Dios nos pongamos a trabajar por el Bien Común, por nuestra comunidad, por nuestra ciudad, por nuestro País. No son sólo corruptos los que delinquen, sino también quienes nos hemos quedado de brazos cruzados esperando que otros hagan lo que a mí me corresponde hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.