"Pero el centurión le replicó:
– «Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le dijo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
– «En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe".
"Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme", es lo que decimos en la Misa cuando se nos presenta el Pan de la Vida, la Eucaristía. Palabras que han sido tomadas de esta respuesta del centurión a Jesús. Palabras que expresan nuestra fe en Jesús Eucaristía, en el poder de su Amor y en el poder de nuestra fe. Y, si decimos las mismas palabras que el centurión: ¿es porque nuestra fe es tan digna de admiración por parte de Jesús?
Sí, tenemos que estar convencidos que nuestra fe es digna de admiración. Tenemos que estar convencidos que nuestra fe es el puntal fundamental en nuestra vida, por eso "necesitamos" del Pan de Vida para sanar nuestro corazón, para fortalecer nuestra alma, para darle Luz a nuestra Vida.
Sí, nuestra fe es tanta que somos capaces de ver en un trozo de pan al mismo Jesús que viene a nosotros, que se entrega por nosotros, que muere y resucita por nosotros, y nos vivifica con su Vida.
Sí, nuestra fe es tan grande que sabemos que sólo una Palabra de Él basta para encender nuestro amor, para levantarnos del fango, para borrar nuestro pecado, para alentar nuestra esperanza, para fortalecer nuestra entrega cotidiana.
Sí, nuestra fe es tan fuerte como para saber que "todo lo puedo porque es Él quien me conforta", es Su Palabra la que llega a mi casa y sana al abatido, conforta al agobiado, da consuelo al afligido, sosiego al desesperado, salud al enfermo.
Hoy día hay muchas cosas que nos invitan a dejar de creer, a comenzar a perder la fe en el Señor, porque quieren destruir nuestra vida, porque quieren vivir sin Dios, y somos nosotros los que, a pesar de nuestras debilidades y pecados, les mostramos el rostro de Dios, les hablamos de Dios, les hacemos ver "lo buenos que es Su Amor". Pero tenemos mantenernos firmes en el Amor de Cristo, en la Palabra de Dios, en la Vida que nos da en la Eucaristía, porque sabemos que no debemos confiar ni poner nuestra confianza en los hombres, pues la palabra de los hombres no permanece, sino que nuestra confianza y nuestra fe están en la "Palabra de Dios".
Como dice el libro de las Lamentaciones:
"Tus profetas te ofrecían visiones falsas y vanas; y no denunciaron tu culpa para que cambiara tu suerte, sino que te anunciaron oráculos falsos y seductores".
Que nuestra fe nos ayude a descubrir cuáles son los falsos profetas, que con falsas "recetas" nos quieren "robar" nuestra fe, nos quieren quitar las Verdades que nos han y nos dan Vida..Por eso no sólo creamos en Dios, sino también en que es Él quien sostiene mi vida y fortalece mi fe.
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