sábado, 11 de junio de 2016

Apóstoles del Señor

Al recordar hoy al apóstol San Bernabé, tenemos que recordar que también nosotros somos apóstoles, no sólo porque estamos fundados sobre la fe de ellos, sino porque el Señor nos ha elegido para ser apóstoles: aquellos que conociendo y escuchando al Señor llevaron la Buena Noticia a todos los hombres, respondiendo al mandato de Jesús: "Id al mundo entero y anunciad la Buena Noticia".
Y no fue un "si queréis y tenéis ganas, y claro, os sobra tiempo, hacedme un favor y anunciad aquello que Yo os he anunciado". No, no fue algo que dependiera de nuestro deseo, sino que fue un envío imperativo del Señor. Claro que está en mí aceptarlo o no, pero no aceptar el envío del Señor es no aceptar al Señor, pues ser cristiano implica ser apóstol, ser misionero.
Y fijaos lo que dice el libro de los Hechos sobre el apóstol:
"Llegó noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor".
Los apóstoles somos hombres de bien y llenos del Espíritu Santo y de fe, por eso, no somos nosotros quienes tenemos el Don de evangelizar, sino que nos es dado por nuestra disponibilidad al Señor. Cuando tomamos conciencia de nuestro llamado a ser cristianos aceptamos la misión de llevar la Buena Noticia con nuestra vida a todos los lugares por donde andemos. Por que no sólo se anuncia con la palabra, sino también, con las obras y con la vida.
Es, en estos tiempos nuestra vida cristiana el evangelio vivo para todos los hombres que no tienen fe, y para los que buscan un sentido para sus vidas. Las palabras ya no tienen sentido sin la vida que las acompañe, sin las obras que hablen de esas palabras. Por que sabemos, y somos conscientes de ello, que se pueden decir muchas palabras por segundo, pero si no hay una vida que las sostenga caen en el vacío del día a día.
Así, en el Evangelio, escuchamos lo que Jesús le dice a los apóstoles. Al finalizar todo el discurso de las exigencias evangélicas, les pide y les advierte:
"Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno".
Por lo tanto que nuestra vida sea cristiana cristiana, y no cristiana a medias o sólo de figuración, pues lo demás no pertenece a Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.