martes, 28 de junio de 2016

Las advertencias en el Camino

«Solo a vosotros he escogido, de entre todas las tribus de la tierra. Por eso os pediré cuentas de todas vuestras transgresiones».
¡Qué duras que son, a veces, las palabras de Dios! Pero más que dureza expresan el dolor de alguien que ha hecho demasiado por quien ama, y, sin embargo el amado no pone de su parte para seguir viviendo en fidelidad, siempre va detrás de otros amores.
Cuando Dios escogió a Israel, cuando nos llamó a cada uno de nosotros, lo hizo por amor, por amor a nosotros, y, por eso, quiso salvarnos de la muerte eterna, y nos dio la Vida por medio de su Hijo ¡cuántas cosas no ha hecho por nosotros! Y ¿cómo pagamos el Amor que nos brinda?
Nunca lo podríamos pagar, pero sí podemos intentar ser fieles a Su Amor; podemos intentar no buscar otros amores, porque otros amores no nos dan Vida como nos la da el Amor Primero que nos llamó a la vida. ¡Qué difícil es la fidelidad en, nosotros, hombres imperfectos y pecadores! Y, cada día, si lo intentamos podemos volver a Amar, podemos reconciliarnos y quedar nuevamente enamorados y amados, pues el Perdón de Dios nos devuelve el Amor y la Vida, pues su Vida es Amor, y su Amor es Vida, y siempre perdona a quien con corazón contrito y humillado pide su perdón.
Pero no hemos de tener miedo ante sus palabra duras, porque las dice así por Amor, para que la fuerza de sus palabras nos sacuda de nuestro pesar, de nuestro error y podamos descubrir que, aunque creamos que todo está bien, no está nada bien, porque nos hemos desviado del camino. Es como cuando quien va a nuestro lado en el coche nos anuncia con un grito que nos estamos desviando de la carretera. Es una advertencia para volver, una advertencia que nace del amor al otro, del amor a la Vida.
Aunque muchas veces a estas advertencias no le hacemos ni caso, y la vida sigue su rumbo como puede, buscando caminos por lugares donde no están diseñados, por entre matorrales y selvas, para encontrar aquello que parece nuestro destino, sin saber que el mejor camino es el que ya está marcado. Sin embargo preferimos las espinas y los estorbos de un camino sin señalar, a la pureza de un camino ya señalado.
En la vida de fe tenemos un navegador que nos guiará con toda presteza y exactitud hacia donde debemos ir, pero, como somos hombres aventureros, no queremos usarlo, muchas veces, porque buscamos el placer y la adrenalina de la aventura, sin embargo cuando te dejas guiar por el Gran Navegador podrás descubrir hermosos lugares llenos de Paz y Verdadera Felicidad, para poder alcanzar y gustar el final tan deseado.
Por eso, las advertencias del Camino son sólo eso, advertencias de que puedes no llegar al final deseado, sólo reconduce la marcha y disfruta del viaje.

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