Me desperté pensando en María, en José. Hace más de dos mil años ellos estarían cerca de Belén, no se sabe dónde durmieron y cómo lo hicieron, pero sí que ya estaban cerca de Belén, junto con tantos grupos de gente que venían a la ciudad de David por el censo. Eran como todo el resto de la gente, pero llevaban en sus vidas la Vida de Dios, no eran como el resto de la gente.
María ya sentiría las molestias del camino, su embarazo estaba a punto y el niño se iría acomodando en su seno porque el día esta cerca, ya querría salir a ver su mundo, a conocer aquello que Su Padre había creado y abriría sus ojos a la luz de lo temporal.
María y José ya están prontos para emprender el viaje de nuevo, con la esperanza de encontrar un lugar donde poder descansar de semejante travesía, porque, seguramente, el viaje se les debe haber hecho largo, y no por no tener fortaleza para la prueba, sino por que están expectantes por la llegado del Niño. Un lugar para que María pueda descansar mejor. Un lugar por si el Niño llega, para que llegue como Dios manda.
Sí, lo se, ya sabemos la historia, pero siempre es bueno ponernos en el lugar de sus protagonistas, porque hoy, esta noche, los protagonistas son Ellos tres: María, José y El Niño que va a nacer, no los olvides.
En una noche como la de hoy, pero de hace más de dos mil años el tiempo del hombre se hizo eternidad de Dios, porque Dios se hizo hombre y naciendo de mujer el Cielo vino a la tierra, para que en la tierra los hombres encontraran el Camino hacia la Paz.
Por eso, ese Niño que nació en una noche como la de hoy, cada día nos vuelve a traer el Cielo a la Tierra. Cada día nos vuelve a traer la eternidad a nuestra historia. Cada día nos abre una puerta en el tiempo para que nos encontremos con Él, para que con Él podamos elevar nuestro corazón hacia Dios, para que por Él alcancemos la Gracia de ser hijos de Dios.
Hoy y mañana son días como el resto de los días, pero hoy y mañana no son días cualquiera, como todos los días, porque hoy y mañana, serán la Nochebuena y la Navidad, porque hoy y mañana nos unimos por Amor y con Amor a María y José que en la alegría y el gozo reciben al Niño Dios que viene a darnos una Vida Nueva.
Hoy y mañana no los dejemos solos, porque Ellos nunca nos dejarán solos. Hoy y mañana, como todos los días vayamos al Portal de la Eternidad a adorar a nuestro Dios que viene para que nosotros lleguemos a Él.
Hoy y mañana hay un Niño, hay un Dios que viene a nosotros, vayamos nosotros a Dios.
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