Cuando María llegó a casa de Isabel, dice el Evangelio, Isabel llena del Espíritu Santo exclamó: Feliz de tí por haber creído lo que te fue anunciado de parte del Señor. Y creo que, sin ir más lejos, se podría decir lo mismo de San José, porque San José, como María, creyó lo que le fue dicho de parte del Señor. En el pasaje de hoy del Evangelio, se nos narra el sueño de José, el sueño en que Dios le revela por medio del Ángel la concepción del Hijo de Dios en el seno de María.
Un hombre de fe, de una fe muy simple pero a la vez muy fuerte, que nos lleva a pensar en nuestra vida de fe. En estos tiempos en donde todos dudas, en todo nos invita no creer, o, mejor dicho, donde siempre (y no sólo para Dios) pedimos grandes signos para creer, San José nos sale al Camino de la Navidad con una actitud simple y cierta de aquél que "creyó en lo que se fue anunciado de parte del Señor".
Sabemos que José tenía otras alternativas, que, incluso, pensó en abandonar a María, pero creyó lo anunciado y optó por un camino que, a ojos humanos, era incierto, dudoso, pero que su confianza en Dios lo hizo un camino lleno de luz, esperanza y, sobre todo, de amor. Amor por María, Amor a Dios.
Hoy más que nunca el mundo necesita Hombres de Fe simple y fuerte, Hombre Nuevos que confíen, que crean en lo que se les ha anunciado de parte del Señor. Hombres Nuevos con corazones disponibles para ser Fieles a la Vida que el Señor nos trae, que el Señor nos da, que el Señor nos renueva en cada Navidad del altar eucarístico. Hombres Nuevo que, confiados en el poder de Dios quieran transformar el camino en tinieblas que nos presenta el mundo en un Camino de Luz hacia la Vida Nueva.
Hombre Nuevo, como dice la canción, creadores de la historia, pero de una Historia de Salvación, una Historia donde el Hombre recobre la Luz original que Dios le concedió el día de su creación, la Luz de los Valores verdaderos, la Luz de la Vida que llena y llama a la Vida, la Luz de la Verdad, la Luz de la Paz, la Luz de la Justicia, la Luz que brillo en Belén e iluminó la noche del hombre que caminaba en tinieblas.
Vivimos un Nuevo Tiempo que espera de nosotros, varones y mujeres de fe, que como María y José, creamos en lo que nos fue anunciado de parte del Señor y nos encaminemos confiados y seguros, guiados por el Espíritu Santo, hacia un Nuevo Nacimiento, el Nacimiento de un Hombre Nuevo que lleve al Hombre a su valor original, que le devuelva al hombre la belleza original que perdió por el pecado, y lo encienda en el esperanza de que, con la Gracia de Dios, podemos construir un Mundo Nuevo.
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